Como ya comenté en un post anterior sobre mi vida en Monteverde, tuve la oportunidad de vivir tres meses en este paraíso de Costa Rica. Claro, que como estaba escribiendo mi tesina, no lo pude disfrutar tanto como hubiera querido. Aún así, tuve la oportunidad de visitar algunas de las reservas naturales que protegen el bosque nuboso característico de este lugar. Hay que tener en cuenta que Monteverde no es un parque nacional, sino que contiene una serie de reservas privadas que son un ejemplo de gestión sostenible. También pude visitar algunas de las atracciones turísticas de Santa Elena, el pueblo principal de la zona, como el ranario y serpentario.
Monteverde es un área de Costa Rica de la provincia de Puntarenas, conocida por su bosque nuboso, lo que le ha convertido en una gran atracción turística. Debido a su gran altitud (en torno a 1440 m sobre el nivel del mar), Monteverde está siempre rodeado de nubes que le proporcionan una gran humedad. Esta humedad en forma de niebla que es recogida por las ramas de los árboles, permite sustentar un complejo y rico ecosistema. Se le conoce como el sitio con el mayor número de especies de orquídeas en el mundo (un total de 500). También se han contabilizado 60 especies de anfibios (entre ellos el extinto sapo dorado), 400 especies de aves (entre las que se encuentran el bellísimo quetzal) y 100 especies de mamíferos (como el tapir).
La Reserva Biológica Bosque Nuboso Monteverde es una reserva privada que se creó en 1972 con fines científicos y cuenta con 10.500 hectáreas. Posteriormente se crearon otras reservas privadas como la de Santa Elena, el Bosque Eterno de los Niños y Curi-Cancha. Monteverde se considera una de las Siete Maravillas de Costa Rica por voto popular, y el National Geographic la llamó “la joya de la corona de las reservas de bosque nuboso”.
La primera reserva que tuve la oportunidad es la de Curi-Cancha, y mi amigo Marcos el guía, nos llevó allí por la gran posibilidad que había de ver el quetzal, el ave símbolo de Monteverde, y también símbolo de Guatemala. Ver al quetzal en aquella época del año (finales de septiembre) no era fácil, pero en Curi-Cancha aún era posible. Al parecer es más fácil entre febrero y abril por la abundancia de alimento para ellos. Quizás en Curi-Cancha, por la abundancia del árbol aguacatillo (dieta principal del quetzal), aún era posible encontrarlo.
También allí había higueras estranguladoras (Ficus aurea), muy abundantes en Costa Rica, y en gran parte de Centroamérica. Esta especie es muy interesante y quería aprovechar la ocasión para contar algunas curiosidades sobre ella. Su semilla germina en el árbol hospedante y la plántula vive como epífita hasta que sus raíces establecen contacto con el suelo, se expanden y terminan estrangulando a su anfitrión. Estos árboles pueden alcanzar hasta 30 m de altura.
Para terminar la ruta en Curi-Cancha, fuimos a ver los colibríes que se acercaban en gran número a beber el agua azucarada de los bebederos que habían colocado allí para ellos. Vimos unas ocho especies distintas en total.
Cuando vinieron mis amigos españoles a visitarme, fuimos de nuevo a Curi-Cancha y otra vez tuvimos la dicha (como dicen en Costa Rica) de ver al maravilloso quetzal. Para mi ver al quetzal fue un sueño hecho realidad, un sueño ornitológico, ya que es una de mis aves favoritas y a la que he querido ver desde pequeña. Una de las razones por las que siempre me ha fascinado es por su importancia en la mitología prehispánica, ya que de ahí viene el dios Quetzalcóatl de los mayas, cultura a la que admiro mucho.
La siguiente reserva que visité fue la Reserva de Monteverde, sin duda la más visitada de todas las de la zona. El día que Marcos me llevó allí hacía un tiempo espectacular de sol y calor, no muy común en el mes de noviembre que es cuando fuimos. Nos acompañaron tres americanos que se quedaron a pasar la noche en Monte Los Lirios Lodge, la pensión familiar donde me he estado alojando en los tres meses que viví en Monteverde.
Caminamos hasta un sitio que se llama La Ventana, una especie de mirador desde donde se podían contemplar unas vistas estupendas. Lo peor fue la cuesta arriba que tuvimos que sufrir para llegar hasta allí.
A continuación caminamos al puente colgante.
Y por fin llegamos a la cascada…
Otro día fui a la Reserva de Santa Elena, aprovechando que vino a Monteverde una amiga española con su madre. A esta amiga la conocí durante mi estancia en Tortuguero, ella trabajaba allí para la STC. De nuevo fuimos con el guía de siempre, Marcos. Esta reserva es de la comunidad, a diferencia de la de Monteverde que es privada. Fuimos una tarde de primeros de diciembre y el tiempo no era muy bueno que digamos, ya que el cielo estaba nublado y había niebla.
Subimos a una torre desde donde se supone había unas estupendas vistas pero como podéis observar en la foto, no se veía nada a causa de la niebla.
Otra de las excursiones que hice cuando vinieron mis amigos españoles en octubre fue la del Skywalk, y la verdad que el bosque nublado que vi allí fue el que más me impresionó. Además tuvimos la suerte de ver muchas aves, y es que sin duda es una ventaja estar sobre los puentes colgantes y a la altura de las copas de los árboles.
Allí vimos muchas plantas epífitas creciendo sobre los árboles.
Cerca de las oficinas del Sky, vimos a este pisote, un mamífero muy común en Costa Rica, y fácil de ver.
Otra excursión típica de Monteverde es visitar plantaciones de café. Nosotros fuimos a ver la de Life Monteverde, una finca que está intentando desarrollar su actividad de la forma más sostenible posible. Además de plantaciones de café, también tienen plantaciones de otras especies como yuca, bananos, limones, etc.
Nos enseñaron también los animales de granja que tenían como cerdos y cabras.
Ese mismo día, fuimos a hacer el tour nocturno en una reserva privada llamada Refugio Silvestre. Allí vimos muchos animales como martillas, armadillo, perezoso, tucán, tarántula y esta serpiente de la foto.
También visité con ellos el ranario, que ya había visitado anteriormente con otros amigos que vinieron a visitarme antes. En el ranario sí hice algunas fotos, tanto del edificio como de las ranas.
Y ya por último, un día visité yo sola el serpentario, en el que no hubiera entrado si hubiera tenido que pagar, pero gracias a una carta que redactó la familia con la que vivía, pude hacerme pasar por residente. Esta carta también me sirvió para entrar gratis o por bajo precio a algunas de las reservas, una gran suerte.
Además de serpientes, había preciosos basiliscos como estos.
También está el jardín de orquídeas, al que sólo me asomé porque había que pagar entrada aunque tuviera la carta, eso sí precio de nacional, pero aún así no quise pagar. Si os gustan las orquídeas si os recomiendo mucho que vayáis a verlo.
Otro sitio que merece la pena visitar es el mariposario, que me queda pendiente para cuando vuelva a Monteverde. Y de reservas, me falta el Bosque de los Eternos Niños, que es la reserva más grande de todas y en realidad es una agrupación de varias reservas, además de ser una importante fundación. Quizás la más conocida es la de Bajo del Tigre, pero también hay otra llamada San Gerardo que dicen que merece mucho la pena, aunque es más visitada por estudiantes que turistas. Otro sitio que merece la pena visitar es la Catarata de San Luis, y tengo pendiente volver a subir al Monte Los Amigos o de las torres como aquí lo llama la gente, desde donde las vistas pueden ser muy buenas siempre y cuando no haya nubes que las tapen (lo que pasó el día que subí, por eso no pongo fotos). En menos de tres semanas estaré de nuevo en Monteverde, aún desconozco para cuánto tiempo, pero espero que lo suficiente para ver los sitios que me faltaron. Habrá un post continuación de este donde os contaré sobre estos sitios, no os lo perdáis.