Lo que la juventud de este país necesita realmente es hacer una mili como Dios manda. Tanto ellos como ellas, autóctonos e inmigrantes. Todos por el mismo rasero. Y no una mili cualquiera, sino una mili como las de antes, con sus novatadas, sus imaginarías, sus ranchos, su economato, sus pases pernocta, sus calabozos, sus cabos chusqueros, sus legendarias marchas y toques de queda.
La Asociación de Militares Españoles ya propuso propuesto que se recupere el servicio militar obligatorio, pero con la peculiaridad de que la instrucción dure 3 meses y que la tengan que hacer todos, chicos y chicas, a partir de los 18 años de edad. Debería introducir una "formación militar o de defensa civil obligatoria, para todos los y las jóvenes, que pasarían después a la Reserva Nacional, Militar y de Defensa Civil". Lo que se pediría a los jóvenes, en su opinión, "es un esfuerzo personal y económico pequeño, pero garantizaría la Defensa Nacional, al disponer de Ejército y Defensa Civil profesional y reservas instruidas, para los casos de guerra o grandes catástrofes.
Qué quieren que les diga, no me disgusta la idea y además les enseñaría a cocinar, planchar y coser entre otras cosas. ¡Ah! y pelados al cero, con uniforme y sin artilugios electrónicos.