¿Quedamos para ir a la playa?

Por Conmdemamá @CONMDEMAMI
El otro día, mi amiga MariaJo escribió un post sobre el perfecto kit playero en su web Valencia Peque Universo (altamente recomendable, by the way), y yo, que sé de buena tinta que ella además de "cuqui" es muy práctica, lo leí para comprobar que cuando voy a la playa no me olvido de nada. Efectivamente, según leí, normalmente cumplo todos los requisitos para tener una tarde de playa perfecta. Otra cosa es que las circunstancias, Murphy y sus colegas hagan que sea diferente. Así pues, según mi amiga ésta sería la lista de imprescindibles:

Imagen tomada de http://www.valenciapequeuniverso.com/wordpress/vamos-a-la-playa-ooooh/


Como he dicho, yo los imprescindibles los llevaba. A partir de ahí... Aquí va el análisis de mi "idílica" tarde en la playa.:
  1. Tardamos tanto en conseguir salir de casa (por esto de la nueva moda de correr pasillo arriba y abajo a cada parte del cuerpo que les untábamos con crema, entre otros entretenimientos familiares) que, cuando llegamos a la playa, el protector se había fundido ya con nuestra piel y... estábamos para volvernos a untar enteritos.
  2. Vale, confieso, el libro no lo llevaba. Pensé en coger el e-book, por eso de ir de madre moderna y tal, pero luego vaticiné que su máximo uso sería lanzarlo cual boomerang, y me supo mal, que es un regalo de Papi. Además... en mi caso, playa es a tiempo libre como ¿velocidad a tocino?
  3. Ajá... Sí... Llevar juguetes playeros para esparcirlos por tooooda la playa de la Malvarrosa y no hacerles ni puñetero caso. Miento, al "peix" (pez en valenciano) sí, que les dio mucho juego lanzarlo al agua y correr detrás de él gritando como becerros "¡¡EL PEEEEEEIX!" con cara de drama como si de verdad fueran a perderlo durante 30 minutos (de reloj). Y para que mami, después de conseguir recogerlos todos, se pase diez minutos para llegar al caminito de madera porque a cada paso que daba se le caía uno, para regocijo del público asistente.

  4. Si entiendes por "toda la familia" tus dos hijos, porque tú no tenías planeado bañarte (ni acabar cubierta de barro y agradecer el baño inmensamente), o como mucho "tus dos hijos y su tía" (que tampoco contaba con remojarse, deduzco, dado el tamaño minúsculo de su minitoalla), entonces todo en orden.
  5. También, cumplido. Excepto por el pequeño detalle del viento: llegar a la playa y que empiecen a volar TODOS LOS GORROS/SOMBREROS familiares al compás de "ya por allí se ve, ya por allí se vaaaaaaaaaaaaaa" o lo que es lo mismo, la canción que suena al final de la peli de Mary Poppins cuando los niños están volando su cometa en familia. Solución: gorros al capazo.
  6. Lo de la ropa es un must claramente, al igual que cambiar a tu hijo, dejarlo sequito y apoyarlo contra ti, que vas aún totalmente empapada. Resultado: camiseta de tu niño con el mismo grado de humedad que tu bikini. ¡¡Yihaaa!!
  7. Vale, la sombrilla tampoco la llevábamos. Pero simplemente porque cuando conseguimos llegar a la playa eran las 19... Que, para entonces, casi que lo que había que coger era el telescopio para mirar las estrellas.
  8. Por bolsos no fue, desde luego: mega capazo de mimbre con estrella pintada (¡mira! este requisito lo cumplo más que perfectamente), la típica bolsa de Harrods con una tonelada de juguetes de playa y media de la arena acumulada que, aunque quites, se reproduce y va haciendo poso, y el bolso de "soltera y sin obligaciones" de la tía, monísimo pero con lo justo y necesario. Aquí pasó lo típico: llegamos con todo ordenadísimo y estupendo, nos fuimos con todo el contenido tirado de mala manera por los bolsos y llenito hasta los topes de arena.
  9. El agua, dado que se bebieron medio mar Mediterráneo, acabó olvidada y más que recalentada en un rincón del capazo, y fue un gustazo beberla "del tiempo" al llegar al coche.
  10. Aunque llevábamos galletas saladas, mis hijos, básicamente Rubiazo, decidieron que nada mejor que la arena mojada para sus estómagos y sus dientes. He de confesar que, en un momento de máxima efusividad en la que eran o ellos  (Pichu y Rubiazo)o nosotras (la tía y yo), lancé una bola chorreante con todas mis ganas que fue a parar a la boca de Rubiazo que, en ese preciso momento, levantó la cabeza con toda la boca abierta. ¿Qué iba a decirnos mi rubio? Nunca lo sabremos.
Y respecto al punto extra de "chiringuito con piscina", aclararé que lo más cercano a nuestra ubicación eran unos duchas con el suelo lleno de arena encharcada, con lo que ducharte y volver a necesitar una ducha al acabar era todo uno, y así una y otra vez ¡hasta entrar en bucle!La verdad, y a pesar de los pesares, la tarde de ayer fue muy, muy divertida y ¡extremadamente agotadora! CON M DE MAMÁ y K de KIT PLAYERO DE MAJO