Se trata de una producción canadiense, que se estrenó en España anteayer, el viernes 9 de enero, y que da más de lo que promete. El atractivo cartel es casi una sinopsis del filme: un matrimonio de la “tercera edad” avanza sobre la hierba verde; sus cabezas iluminadas por el sol entre un cielo azul con nubes; ella le mira a él y los dos sonríen; la casa –el hogar– al fondo…
Naturalmente, la película trata sobre el amor. Pero lejos de los sombríos planteamientos de la oscarizada Amor de Michael Haneke, el director y guionista de Quédate conmigo (Michael McGowan) elige un enfoque luminoso y positivo, bien distante de la amargura que desprenden los filmes de Haneke. No es que McGowan eluda en su película las inevitables penas que se presentan en el devenir de cualquier familia, pero su tratamiento es siempre esperanzador, y nos regala un final feliz que el espectador agradece.
Los veteranos Cromwell (nominado al Oscar por Babe, el cerdito valiente) y Bujold (también nominada al Oscar por Ana de los mil días), realizan un trabajo extraordinario, de los mejores de sus respectivas carreras. Su experiencia profesional se nota de manera especial en las miradas, las caricias, las sonrisas, los diálogos íntimos…, que trasmiten una emoción natural, nada sensiblera.
Es cierto que la edad puede facilitar en nosotros un cierto repliegue, con su reata de manías, impaciencias, egoísmos… Quédate conmigo nos plantea que todos esos inconvenientes se pueden ir superando si se derrocha cariño, se cumplen las promesas y se tienen proyectos que mantengan el corazón joven. De todo eso y mucho más (también de la necesidad que tiene el ser humano de rezar) se habla en el filme, que está inspirado en la verdadera historia de Craig Morrison.
Las últimas escenas de la película van acompañadas por la preciosa balada “After the storm”, del grupo británico Mumford & Sons: la guinda del pastel.
Ahora sí: ¡No se la pierdan!