¿Queremos o amamos?. Irene Orce

Por Joanpi @joanpi

Elamores una palabra muy maltratada. Tras sus cuatro letras se cobijan, cobardes, los celos, los miedos y las carencias. En su nombre se cometen abusos que salpican de tristeza las páginas de los periódicos. Asociamos su significado con grandes e incontrolablespasiones, que marcan a fuego las relaciones. Sin embargo, pocas veces cuestionamos si ese “amor” es sano y beneficioso, tanto para quien lo da como para quien lo recibe. Y es que en demasiadas ocasiones confundimos “amar” con “querer”.El sistema decreenciasque hemos construido a lo largo de nuestra existencia nos convierte en esclavos de nuestras limitaciones. Desde pequeños nos enseñan a temer los cambios y a desconfiar de lo nuevo y lo desconocido. En la mayoría de los casos crecemos sin aprender a gestionar eficientemente nuestra vida emocional, buscando fuera de nosotros mismos el equilibrio, elbienestary la felicidad. Así, en nuestras relaciones cotidianas interactuamos con los demás con el objetivo –consciente o inconsciente- de ser queridos,aceptadosy valorados.En este escenario, muchas veces esperamos que el otro cubra nuestras carencias, se adapte a nuestrasexpectativasy cumpla nuestras exigencias. En este mal llamado “amor” caben los celos, la posesividad y ladesconfianza, reflejo de nuestros miedos e inseguridades. Y como apunta el refrán “quien bien te quiere te hará llorar”, a menudo este “amor” distorsionado va de la mano deldolor. Así, muchos aprendemos a querer egoístamente, desde el deseo de poseer aquello que nos interesa. Pero, ¿acaso eso es amor?
CAMBIO DE PARADIGMA“El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece”,Jacinto BenaventeAunque puedan parecer sinónimos, “querer” y “amar” son dos palabras con matices muy distintos.Quererimplica buscar fuera de nosotros mismos algo que creemos que nos falta, y en lo que muchas veces basamos (erróneamente) nuestra felicidad. El concepto “querer” lleva implícita la idea deposesión. Es un acto inconsciente, una búsqueda para suplir carencias internas.Te quiero para que me des cariño, me acompañes, me escuches y aportes –de un modo u otro- satisfacción a mi vida.Amar, por el contrario, supone un cambio de paradigma, dar sin esperar recompensa alguna. Es un esfuerzo consciente, un acto dealtruismoy de humanidad, una actitud ante la vida.Querer suele ser fuente desufrimiento Cuando queremos a nuestra pareja, a nuestros padres o a nuestros hijos, depositamos en ellos ciertas expectativas. Y cuando éstas no se cumplen, sufrimos. Amar significa desear lo mejor para el otro, aunque siga un camino distinto al que nosotros hubiéramos escogido. Es una conducta desinteresada, y produce ungozoprofundo y liberador, pues transforma más al que ama que al amado.En última instancia, romper la inercia de los patrones de conducta que nos llevan a querer en vez de amar depende de cada uno de nosotros. Consiste en dejar de servíctimasy pasar a serresponsablesde nuestras relaciones. Y el primer paso para lograrlo es quitarnos la venda que llevamos sobre los ojos, tejida con nuestras creencias, nuestra desconfianza y nuestros miedos. Sólo así podemos dejar de buscar afuera lo que llevamos adentro.
APRENDER A AMAR.“Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida”,Albert EinsteinCada día más seres humanos estamos dejando de querer para empezar a amar. Este aprendizaje consiste en dar lo mejor de nosotros mismos en cada momento, abandonando la creencia de que nuestrafelicidaddepende de factores externos. Y es que más allá de nuestras reacciones impulsivas e inconscientes, el verdadero amor se fundamenta sobre la responsabilidad y laconsciencia.Los grandes maestros yfilósofosaseguran que “amar a los demás como a nosotros mismos” es el camino que nos conduce a la plenitud. Amar es sinónimo de aceptar, respetar, valorar, agradecer, ofrecer y servir. De ahí que podamos amar en prácticamente todas las facetas de nuestra vida. Y paradójicamente, cuanto más amor damos, másplenosnos sentimos. Es un acto que nos conecta con lo más profundo de nosotros mismos, con nuestra verdadera naturaleza.Adoptar el amor como forma de vida es un reto que implica unentrenamientodiario. No en vano, amar supone superar nuestras limitaciones, comprometernos con nuestro bienestar y el de aquellos que nos rodean. Es una apuesta por vivir desde nuestra esencia, enarmonía con nuestra realidad. Se trata de una elección voluntaria y consciente que determina nuestra actitud al ir a hacer la compra, al lidiar con nuestro trabajo, al compartir con nuestra familia, nuestros amigos y nuestra pareja. Basta con que cada mañana, antes de salir de casa, recordemos que cuando amamos nadie pierde y todos salimosganando.
EN CLAVE DE COACHING¿Qué obtienes cuando consigues lo que quieres?¿Qué te impide amar a los demás tal como son?Si no te amas a ti, ¿a quién amarás?
Libro recomendado.“El arte de amar”, de Erich Fromm (Paidós)Blog de Irene Orce