Con presentaciones y mesas redondas
Cada año tenemos la fortuna de contar con grandes autores y presentaciones. Este año las dos grandes estrellas de cartel eran Becky Chambers y Kameron Hurley. Ambas sobrepasaron las expectativas en cada presentación y momento. Gozaron el festival, y nosotros con ellas. Kameron, un huracán de energía y alegría que era pura animación en cada intervención. Becky, un osito abrazable con una actitud positiva ante la vida repleta de caracter.
Pero no eran las únicas. Laura Lee Bahr y Corinne Duyvis también se ganaron nuestros corazones. Laura, reina del bizarro coronada por Hugo Camacho, tuvo un par de charlas de lo más divertidas y a la vez interesantes para conocer este género, con unas intervenciones de lo más elocuentes. A su vez, Corinne conquisto y convenció a muchos en su pequeña presentación sobre el ángel que se escondía bajo ese pelo rosado, y la necesidad de leer su historia.
Hay más. Claro que sí. Como siempre es un placer escuchar a Gabriella Campbell y José Antonio Cotrina, porque siempre nos aportan algo nuevo y son muy divertidos. Descubrir a Rocío Vega en el encuentro organizado por La Nave Invisible junto con la magnifica Felicidad Martínez y Kameron Hurley, fue de lo mejor del festival en el plano personal. Su desparpajo y forma de hablar hizo que La compañía Amable se viniera bajo el brazo.
Por supuesto, disfrutar de Elia Barceló. Es un placer poder tenerla casi cada año y escuchar su sabiduría, al igual que a Lola Robles, Ricard Ruiz y Teresa Pellisa. La sorpresa total fue Mariana Enríquez. La había escuchado en una entrevista del podcast Neo Nostromo y ya me había encandilado, pero en directo aún ha sido más impactante. De verdad, las ganas de leer a la autora argentina son enormes. Cuando Elías Combarro suba el vídeo en su blog, esta es de las que tenéis que ver obligatoriamente.
Con la gente
Esto puede ser el leiv motiv del Celsius 232. Una de las frases de venta. Pero no es marketing barato. De verdad. De verdad de la buena como diría Shrek. Lo he comprobado año tras año: quien viene al Celsius 232 solo quiere repetir. Siempre que termina una edición y he conocido gente nueva solo preguntan si pueden reservar ya los hoteles para el año siguiente. Es pura adicción y droga para nuestros cerebros. Es tal la sensación de amor y bienestar que nunca la quieres dejar escapar.
El festival es una experiencia única. Comidas multitudinarias, terraceo a diario, charlas en las colas de firmas. El ambiente del festival es de respeto, igualdad y amor por los libros. Todos nos sentimos arropados por el festival y entre todos creamos esta sensación. Sin esfuerzo, el amor por este universo se junta en los pequeños rincones de Avilés. No es raro juntarse en cualquier mesa del bar, meterse en cualquier comida y ser siempre bien recibido. La comunidad es real, palpable e inigualable.
Con la comida
Como no. Como asturiano vendo esto mejor que nadie. O eso creo yo. Soy el gurú culinario por excelencia, pese a que mi apariencia delgada no lo pueda demostrar al 100%. Ya no solo hablamos de los famosos cachopos o de las gigantescas tablas del Tierra Astur. En Avilés -y en Asturias en general- se come como en pocos sitios por esos precios. Menú del día o a la carta, la cosa y la calidad casi nunca decae.
Fabadas y potes. Croquetas y cachopo de champiñones del Mesón Viana. Tapas de A feira. Tortos con picadillo. Menú del día de La Alfarería. Desayunos en La Biblioteca. Pinchos en cada bar donde te tomas algo, como los bollos preñados de El Nogal o el pinchito pre-desayuno. Si algo tenemos en Asturias es que sabemos cuidar a la gente, y esto, es un motivo más para gozar un poquito más del Celsius cada año.
Con firmas y compras
La ropa esta sobrevalorada. Para venir y disfrutar el Celsius 232 prima traer espacio en tu maleta. O si no estar dispuesto a enviarte algo por correo a casa. Es imposible no volver con una buena ristra de libros y firmas. A las compras que más o menos tenías pensado hacer, siempre se suman las compulsivas. Una charla interesante, una recomendación a la que no te puedes resistir o simplemente porque algo te llama poderosamente la atención. Salir de aquí con unos cuantos libros más y ganas de leer a tope es algo que se cumple año tras año. Cuidad vuestras carteras.
Con experiencias increíbles
Tengo un idilio continuo desde hace 7 años que comenzó el festival. Cada año me ha pasado algo increíble. Yo lo llamo mi “momento Celsius”. El primer año conocí a cuatro personas increíbles en la cola de George R. R. Martin, una a la cual veo casi cada año con ilusión (un saludo Cris, sé que me lees). Otro año pude conocer a Tim Powers en un momento casi surrealista, y se ha convertido en uno de mis autores favoritos. Otro de ellos tuve mi momento con David Mitchell, del cual todavía, lo creáis o no, me cuesta hablar en persona. Se me atropellan las palabras al recordarlo.
Este año he presentado por primera vez en el festival. Puedo decir que he abierto el Celsius 232 de 2018. Ver mi nombre en el programa fue una sensación fantástica. Presentar la revista Windumanoth ya fue una gozada, pero encima justo tras terminar vi mi nombre en un par de publicacionesque justo salían en el festival, y redondearon la jugada. También firmar o dedicar algo por primera vez, nunca me había sucedido algo similar y puede ser una grata experiencia.
Pero este año el “momento Celsius” ha sido Becky Chambers. He tenido el honor e inmenso placer de comer y cenar junto a ella un par de veces. He podido dar un paseo a solas con ella por las preciosas calles de Avilés conversando, simplemente, de todo un poco. De verdad, hablar con Becky ha sido una inyección de energía. Una cura para el mundo. Una fuerza que me ha removido un poco por dentro, y me ha dado esperanzas y ganas de creer tanto en mí mismo como en las personas. De creerme con la fuerza de nuevo para hacer lo que quiera.
Encontrarse con tus amigos
Algo que me permite el festival es reunirme con mis amigos más queridos. Con esas personas especiales que he ido conociendo a lo largo del tiempo en las redes. Son 4 o 5 días muy intensos, repletos de momentos juntos. Por eso la depresión post-Celsius es aún más fuerte. De repente rompes el cristal y no te sientes tan arropado como todos estos días en los que ni siquiera te planteabas abrir el correo del trabajo. El tiempo pasa volando y tu mundo paralelo estalla en mil pedazos. Lo único que importaba era a que presentación íbamos, donde íbamos a comer y en que bar estamos tomando algo.
Simplemente GRACIAS
El Celsius 232 es algo especial. Cristina, Jorge y Diego se dejan la piel año tras año para darnos unos días alucinantes. Aunque los veas que no pueden más, ellos siguen y siguen, como una maquina que no puede parar. Si los veis por el festival, salúdales siempre. No solo ellos, tienen detrás un equipo de colaboradores que lo dan todo también año tras año. Gracias, sin vosotros, nada de esto sería posible. Sin vosotros mi vida sería totalmente diferente en este momento. Sin vosotros no tendría los 5 mejores días del año marcados a fuego en el calendario. Nos vemos el año que viene. Una vez más, no me lo pienso perder.¿Te vienes?