Querido webmaster... y otros rollos publicitarios

Por Biscayenne

Esto del proceloso mundo del bloguerismo, ya os he comentado varias veces que es complicado. O más bien, cuando no te conoce nadie y sólo te lee tu madre es muy sencillo, y con el tiempo (y un pírrico éxito) se va complicando. 
Al principio, Fulanito/Zutanita se abren un blog porque están aburridos y quieren vivir una trepidante vida paralela y anónima en internet, o porque creen que lo que cuenten al mundo puede ser interesante (los menos), o solamente por probar. En mi caso concreto, fue en un momento de juicio nublado y exaltación de la propia voluntad.
Fulanito y Zutanita dedican días a pensar un nombre y cambiar colorines de la plantilla, y con un frenesí de posesión diabólica comienzan a escribir entradas mientras pasan los ratos muertos mirando el contador de visitas. No me digáis que no, porque sí. Cuando tienes la primera visita (que no es tuya, ni de tu madre, ni de tu novio ni de esa amiga a la que le has pasado el link) tus ojillos se iluminan.
Como Fulanito/Zutanita se conocen el percal, ya han hecho ronda por todos los blogs habidos y por haber y se han hecho seguidores, o mejor aún, han dejado un comentario. Y esto no es una operación encubierta de fraude y extorsión, taimadamente planificada, de comentario a cambio de comentario. Puede ser que acabe siéndolo, pero habitualmente sólo quieres que los que están ahí, los que ya tienen un sitio respetado y leído por ti sepan que tú existes. 
Así que por h o por b, van llegando las visitas y también los comentarios, con los que se te hacen el corazón agüita y el culo pepsicola. 

Fulanito, de afición blóguer, contestando a los comentarios


NOTA: como yo tengo un blog de cocina, hablo de lo que conozco, pero supongo que puede ser extrapolable a otros ámbitos, sectores y depravaciones.
Escribir un blog conlleva tiempo, esfuerzo y dinero (dominio, hosting, ingredientes, cámara, yo qué sé) y muchas satisfacciones. Cual Gollum cuidas tu tesoro, tuyo y sólo tuyo, porque lo creas tú de cabo a rabo, y eso ya es memorable. Palabra a palabra y post a post, el blog va creciendo y como los grandes, tienes tu tuiter y tu feisbu. Fulanito empieza a pensar en contratar un dominio porque queda más pro, y Zutanita invierte en una cámara réflex digital con chorrocientos megapíxeles o en rediseñar el blog. 
El trabajo empieza a tener recompensa y alguien retuitea tu entrada, o un lector te manda un mail entrañable, o conoces en persona a otros blóguers depravados como tú. 
También empiezan los sinsabores, quizás porque te agobia no poder escribir con regularidad, o porque esa entrada que te costó tanto escribir no consigue que nadie la lea, o vete tú a saber qué. 

blóguer desesperado porque no le termina de salir el post

El mundo blóguer, con sus dimes y diretes, cotilleos y filias/fobias, tiene sus propias reglas éticas y estéticas. Tácticas de captación de seguidores (los famosos sorteos), memes o cadenas de premios, protocolos de actuación en redes sociales (agradecer, favoritear, compartir, enlazar) ....
Fulanito y Zutanita empiezan a darse cuenta de que hay diferencias entre tener un blog de soldado raso en el que todo te la pela y ser blóguer. 
El acontecimiento que diferencia una cosa y la otra es el primer mail de "Querido webmaster". Les puede pasar como a mí, que creía que el correo estaba por error dirigido a mi persona y me perdí una cena Michelín y una noche loca en un 5 estrellas. ¿Por qué? Pues porque ¿quién me a invitar a MÍ a algo ASÍ? ¿Por la cara? ¿Gratis et amore?
En los anales de los community managers, relaciones públicas, dinamizadores y comunicadores corporativos quedará un correo que escribí diciendo "perdona, creo que os habéis confundido y..." al que respondieron muy amablemente diciendo que no, que me habían invitado de verdad de la buena y que me lo podía creer. Ya era tarde, claro. 
Fulanito y Zutanita están hondamente sorprendidos de que su humilde blog merezca la atención de nadie, y menos de alguien que quiera su opinión o disfrute sobre algo. Y aquí las opiniones son encontradas: uno piensa que por qué no, que está bien sacar un beneficio de su trabajo, y el otro que ni de palo, que es comprometer su independencia. 
Uno optará por poner anuncios de Adsense, apuntarse a una red de afiliados, aprender SEO y recibir lotes de productos, mientras que el otro se hace el digno y sigue marcando como spam todo los emails de "Estimado blogger:". ¿Pero son las dos opciones igualmente válidas? ¿Es mejor una que otra? ¿Venderé mi alma al diablo y me caerán las siete maldiciones por sacar provecho de mi blog? ¿Qué es lo que buscan realmente las empresas de los blóguers?

La mayoría de los remitentes de Querido webmaster tienen más morro que espalda. Desde el "me gusta mucho tu blog, qué te parece si hacemos un intercambio de links" (sólo quieren enlaces para subir el posicionamiento) al "tenemos una información que puede ser de interés para tus lectores" (copia pega una nota de prensa por la patilla), pasando por el más directo "te mando esto para que lo compartas".
Casi ninguno usa tu nombre, porque es un mail masivo para ver a qué incautos les meten el gol, y suelen decir "me encanta tu blog", pero nunca "nos pareció muy interesante tu artículo sobre x". NO se han leído tu blog. De hecho, seguramente circula por ahí una gigante base de datos de blóguers entre comiunitimánayers y se la pasan unos a otros como el teléfono escacharrado. Algunos son tan cándidos que cuando le das a "responder a todos" puedes ver la lista interminable de otros blogs a los que han enviado el mismo correo. Sí, ése en el que te decían que tu blog era único e irrepetible. Já.
Spamspamspamspam Lo mejor es cuando además, es un ejercicio de cercanía y chanantismo, dicen cosas como "Hola guapa", "échale un ojo a esto" y "pues ya me dices que te parece, ok?". ¿Cuando escriben a un cliente también lo hacen así? no, porque un cliente es algo serio, y un bloguero al parecer es un mindundi de buen rollo al que le puedes hablar como si estuvieras en el bar. 
Hay propuestas sonrojantes y hasta ofensivas, porque te toman por el pito del sereno. Y creo que lo peor es que aceptándolas, Fulanito no sólo denigra su propio trabajo y le resta profesionalidad, si no que sus lectores se darán cuenta. Unos anuncios de Adsense o un banner de algo relacionado con tu blog tienen un pase, pero ésas entradas de "estuve el otro día en la presentación/evento/sarao de tal comiendo canapés y aprovecho para contaros sus maravillas", si se van acumulando junto a posts patrocinados, pues no. Para que funcionen, tienen que aportar contenido e información útil a tu blog. 
¿Cuántos hemos dejado de seguir un blog porque no hacía más que poner recetas de determinada marca? O nos hemos apuntado a un sorteo, de esos sibilinos que piden un megusta obligatorio, para luego borrarnos en cuanto dicen quién es el ganador. Porque lo importante es que aunque sea publicidad, aunque quien lo escribe reciba un jamón o dinero contante y sonante, sea interesante. Y creo yo que para las empresas también debería ser eso lo principal.
Últimamente, Zutanita y Fulanito han recibido muchos mails de queridoblóguer y alguno incluso del siguiente escalafón, de los que te ofrecen parné. Yo también. Por eso me he llegado a preguntar a mí misma si me valdría la pena rentabilizar el blog. Monetizar. Money money money. Porque la vida está muy malita. 
A raíz de eso me he enterado de muchas cosas que antes desconocía, como pageranks, alexas, estadísticas, relevancia, entradas patrocinadas, links contextuales, bla blá. Gente que pide que pongas precio a algo que tú haces por placer, pero que evidentemente tiene un valor de mercado. No sé si yo alguna vez lo haré, no por dignidad ni altanería, sino porque igual no me cuadra. Quizás sea éste un mercado en el que simplemente gana el mejor postor, pero por si sirve de ayuda a blogueros desnortados que viven en la inopia como yo, dejo un par de links de ayuda sobre el tema. 
Porque como nadie habla de él sin tapujos, parece una cosa secreta e incluso ilícita. ¿Vosotros como blogueros tenéis publicidad? Como lectores, ¿qué os parece?
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