Estos son los segundos Reyes junto a nuestro Chiquinini. El año pasado era un bebé; tenía casi nueve meses y aunque le llevamos a ver la Cabalgata por supuesto no era consciente de nada.
Este año será ya un poquito más emocionante. Todavía no lo entiende y aún no ha llegado la edad mágica en la que te acuestas completamente nervioso y te levantas temprano el día 6 para ir corriendo en pijama a ver qué han dejado los Reyes junto a tu reluciente zapato. No ha llegado esa edad para él, pero está volviendo para mí. Estoy deseando enseñarle esta noche todos los “preparativos”.
Supongo que cuando vea la Cabalgata esta tarde gritará “¡amión, amión!” al ver las carrozas, y “¡papá oe!” al ver la barba de Melchor.
Queridos Reyes Magos, espero que esta noche nos dejéis algún regalo, pero sobre todo, espero que este año nos sigáis trayendo mil cosas buenas cada día y que el 2010 sea al menos tan bueno con lo ha sido el 2009.