¡¡Hola a todos!! Últimamente llego a todo lo relacionado con mi vida, fuera del trabajo, tarde, mal y de cualquier manera... en fin, voy a parar de disculparme porque, como dice la gente a mi alrededor, en el momento en que te lanzas a montar un negocio tu vida deja de ser tuya y es de todos, jejeje...
Así que estas últimas semanas ando trabajando más que nunca, disfrutando por todo muchísimo y dejando de lado cosas, que, aunque me satisfacen muchísimo, ahora mismo no puedo asumir con la dedicación que estas merecen... espero que ya que ha pasado el chaparrón inicial las cosas se asienten un poquito y pueda ir retomando el trabajo del blog que echo mucho de menos.
Por ahora yo no paro de cocinar... ¡¡estoy en la gloria!! Y a pesar de que Almu me echa unas broncas de órdago aún persiste el sentimiento de culpa por cobrar algo que disfruto tanto haciendo... tranquilos, se me pasará en cuanto el sr. Estado asome la cabeza pidiendo cuentas y dándome un pellizco, jejeje...
Entre todo lo que estoy cocinando no me olvido de los retos... que es lo único que cocino, a parte de los encargos del catering, fuera de cuatro cosas como gazpacho, pechuga empanada o sandwiches de queso tostado, jejeje que como os contaba el otro día toda mi inventiva e iniciativa va ahora al negocio, algo con lo que Almu, bendita sea, está bastante conforme, jejeje...
Este mes viajamos a Oriente, a Líbano, la "Suiza" de Oriente Próximo, llamado así por ser un país económicamente sostenible y poderoso... no hablamos de políticamente, porque, dado que linda al sur de sus fronteras con Israel, y que un buen número de palestinos se refugian en sus fronteras, desde los años 80 el Líbano vive un constante desequilibrio político y sobre todo una gran inestabilidad militar dados los numerosos grupos étnicos, religiosos y de intereses estratégicos en la zona que la habitan.
Si el mes pasado visitamos la también convulsa Corea, este mes seguimos al tran trán de los desarreglos políticos que tiene a la población en jaque y a las potencias poderosas contentas.
La cocina libanesa, al igual que su país y su cultura está altamente influenciada por mil y unas corrientes, todas ellas con sabor mediterráneo, que hace de ella una cocina sabrosa en especias, rica en diversidad y sobre todo muy apetecible en cuanto a su variedad.
Yo he sido una vaga total y me he decantado por una receta a la que había echado el ojo hace mucho tiempo... el queso labneh... un queso cuya fabricación tradicional es casera, hecha directamente con leche de vaca, oveja o cabra y cuyo único paso para su elaboración es dejar escurrir la leche cuajada para eliminar el agua que esta contiene.... ¡¡y punto final!! Jejeje... así que para los amantes de los quesos, de los quesos cremosos y de probar todo tipo de inventos esta es vuestra receta.
Yo me decanté por seguir la receta de Food and Cook... ¡¡me chifla su blog y sus recetas!! Siempre salen, las explica de una forma clara y sencilla y sus fotos y estéticas me encantan...
Os dejo con mi receta, espero sinceramente que le deis una oportunidad porque no puede estar más bueno.
Ingredientes para una bola hermosa de queso:
- 1 kilo de yogur griego (procurad que sea de buena calidad y con bien de materia grasa)
- 1 cucharadita de sal
- Un buen chorro de un rico aceite de oliva
- Aceitunas a vuestro gusto
- Una pizca de pimentón dulce
- Hierbas aromáticas frescas,.. yo puse perejil, menta y albahaca, era lo que tenía a mano
Modo de hacerlo:
1. Mezclamos en un bol hermoso todos los yogures y la cucharadita de sal.
2. Colocamos en otro bol grande un trapo de algodón limpio bien extendido, y sobre éste vertemos el yogur.
3. Con cuidado hacemos un hatillo con el trapo, recogiendo todos los bordes del mismo y atándolo bien fuerte con una cuerda que colgaremos, a su vez de un gancho o similar... de forma que el hatillo quede suspendido al menos 10 cm por encima del bol que dejaremos para que contenga el líquido que escurrirá del yogur.
Yo me ayudé del pasador de la ventana de la cocina que tengo sobre la encimera... colgué allí el hatillo y lo dejé que escurriera, pero vale cualquier otro gancho o similar que tengáis a mano, el tirador de un armario, si tenéis algún gancho para colgar cuchillos o la barra de la cocina... no sé, lo que tengáis por casa.
5. Pasado el tiempo lo sacamos con cuidado del trapo, lo colocamos en un bol y lo guarnecemos con aceite de oliva, especias, hierbas aromáticas y aceitunas o frutos secos... ¡¡lo que más os guste!!
Y punto final... es una receta sencillísima, ¿verdad? Lo peor, sinceramente, es el tema gancho, ¿verdad? jejeje... pero todo es buscarse un poco la vida y tener gana de probarlo, os aseguro que os sorprenderá y os encantará haber hecho vuestro propio queso casero.
Yo aquí me despido hasta dentro de un par de días con nuevo reto... por ahora voy a disfrutar del recorrido por el Líbano con mis compañeras de reto... ¡¡a ver a donde viajamos el mes que viene!! ¡¡por favor que no sea un país en guerra!! ¡¡Toca la M, por cierto!! A ver si adivináis.
Muchos besos, Luz.