La quiche,
esa especie de tarta salada sobre masa quebrada y original de la región
francesa de Lorena, es una buena manera de experimentar con texturas y sabores
diversos ya que admite toda clase de mezclas, con la única condición, claro
está, de que estas resulten armónicas y gratas al paladar. Pero cumplido este
requisito no hay otro límite que el de la imaginación del cocinero. Los únicos
ingredientes imprescindibles, comunes a todas las quiches que se preparen, son
la leche y los huevos. El resto, como ya he dicho, queda librado a la
imaginación e inspiración del
artista.
O a las existencias en la despensa. Hoy os propongo una quiche en la que la
mezcla está compuesta de calabaza, una combinación de cuatro quesos y jamón
serrano más cebolla y puerro. Como colofón, dos cucharadas de semillas de
sésamo tostadas y molidas añaden su rico sabor avellanado. El resultado es muy apetitoso y la textura
resulta tan suave como atractiva. Veámoslo. Ah, la mezcla de quesos se puede
encontrar ya preparada en el comercio. (Nota: por favor, no diga nunca
pasta brisa, absurda traducción del
francés
pâte briseé)
Ingredientes
Una lámina
de masa quebrada
400 gr de
calabaza limpia
100 gr de
queso (mezcla de 4 quesos para fundir)
100 gr de
jamón serrano picado
3 huevos
250 cl de
leche evaporada
Una cebolla
Dos puerros
2 cucharadas
de semillas tostadas de sésamo
Sal
Pimienta
Clavo de
olor, Nuez moscada
- Forramos un molde con la lámina de masa quebrada,
pinchamos el fondo para evitar que suba
y la ponemos al horno previamente calentado hasta que la masa comience a
dorarse.Sacamos del horno y
reservamos.
- Ponemos a cocer la calabaza limpia y troceada junto con
cuatro o cinco clavos de olor. Cuando esté tierna, la escurrimos y la
trituramos con la batidora, junto con un cacillo del agua de la cocción,
hasta conseguir una crema suave. Reservamos.
- Pelamos y cortamos en juliana la cebolla y los puerros y
los pochamos con un poco de aceite y una pizca de sal, cuidando que no
cojan color. Es preferible añadir el puerro cuando la cebolla casi esté lista,
ya que tarda menos en hacerse. Escurrimos bien el aceite sobrante y
reservamos.
- En un cuenco batimos los huevos, añadimos la leche, las
semillas de sésamo molidas y el resto de los ingredientes, la pimienta y
la nuez moscada al gusto, y vamos mezclando bien sin batir para que la
mezcla no coja aire. Compruebe de sal, pero recuerde que el jamón y la
mezcla de quesos suele llevar bastante.
- Vertemos ahora la mezcla en nuestra galleta de masa quebrada (sin sacarla del molde, claro está) y
horneamos a unos 180º hasta que haya cuajado. (Compruebe pinchando con un
palillo para saber cuándo está.)
- Sírvala, y a disfrutar.