¿Quien arregla esto? Part. III

Publicado el 08 marzo 2010 por Juanpedropena

Efectivamente, los que lo jodieron, no sólo los bancos. Yo sigo con mi mismo coche, con mi misma casa y con mis mismas escasas posesiones desde el año 2000.

En el año 2000, adquirí mi actual vivienda sobre plano. El precio de venta fueron 21 millones de las antiguas pesetas. Firmé con la que actualmente era mi novia y ahora es mi esposa, un contrato de arras que implicaba el pago de 600 Euros al mes hasta la entrega de la vivienda, que se produciría en Febrero de 2002. Con esas mensualidad, se cubriría el IVA y por tanto, deberíamos escriturar por la cantidad restante. Pedimos una hipoteca a 25 años a razón de una cuota de unos 900 Euros.

En Noviembre de ese mismo año, mandé a paseo a mi antigua empresa y fundé mi despacho. En casa estuvimos viviendo del sueldo de mi esposa durante más de un año.

Nuestros amigos nos llamaron locos.

Cuando finalmente nos entregaron el piso, algunos de esos amigos se dispusieron a realizar una operación similar y se encontraron con un precio de 40 millones. Años después, algunos de ellos la vendieron por 60 millones para comprarse un adosado de 80.

En el año 2000, teníamos un coche, un Volskwagen Polo de 12 años. En el 2002 adquirimos un Opel Corsa que pagamos religiosamente. Cuando nació mi hijo en Julio de 2004, adquirimos un Xsara Picasso. Era kilómetro cero, con lo cual, me ahorré prácticamente un millón de las antiguas pesetas. Renegocié la hipoteca con el Banco y logré tras muchos esfuerzos que en ésta se nos incluyese los créditos personales por ambos automóviles, así como los gastos de guardería de mi hijo durante dos años. En la actualidad tenemos una hipoteca de 25 millones, con una cuota de unos 800 euros mensuales.

Muchos de esos amigos determinaron que un automóvil de 15 millones no era adecuado para guardar en un garaje de un adosado de 80, de modo que empezaron a desfilar con Audis A4 y similares, mirándome por encima del hombro.

Ayer mismo, coincidí con uno de ellos repostando en una estación de servicio y cuando me di cuenta de que me desvíaba la mirada y se dirigía a la caja, procuré entretenerme más de la cuenta para evitarle lo que parecía que era para él un mal momento.

En esos momentos, me pregunté si el Audi A4 le llevaría a su adosado con 10 Euros de Gasolina sin plomo.

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