¿Quién compra un rinoceronte? de Shel Silverstein. Editorial Kalandraka, 2015. 48 pp., 25,5 x 21,5 cm., 15.00 € Por José R. Cortés Criado. ¿Quién no ha deseado de niño tener una mascota? Esto es lo más normal del mundo, lo que choca un poco es que la mejor mascota sea un descomunal rinoceronte.Así, sin más, Shel Silverstein presenta esta elección como muy normal, no duda en hablar de las virtudes de una mascota así, puede servir de perchero, portalámparas, abrelatas, ayudante de cocina…, ser de gran utilidad ante castigos y reprimendas, un perfecto compañero en la playa o en los juegos de piratas y bandidos; además de ayudar al campesino a arar el campo o a la abuela a hacer rosquillas. Una mascota multiusos perfecta para tener en casa.También tiene algunos inconvenientes, que su autor minimiza o relata de forma graciosa, como el problema a la hora de golpear las puertas con su cuerno, sentarse sobre sus dueños o meterse en la cama con él.Shel Silverstein utiliza la ironía en el texto para presentar el rinoceronte como una perfecta mascota obviando sus inconvenientes, todo ello cargado de ingenio y gracia bajo una aparente seriedad presentada con planteamientos disparatados.Además el autor escribe el texto en verso, hecho que lo hace más atractivo a los oídos del lector. Su traductor, Miguel Azaola, ha respetado esa estructura y mantenido su gracia en cada una de las aleluyas y en los versículos de tres o cuatro versos.Junto al texto, la magia de los dibujos complementa el cuento. Silverstein dibuja con un trazo sencillo a modo de viñetas de cómic; ese minimalismo está cargado de intencionalidad y expresividad. Desde la primera página el lector se siente atraído por las imágenes trazadas en color negro sobre fondo blanco.La ausencia de color y la economía de medios engrandecen los dibujos de tan singular ilustrador.Este clásico que vio la luz por primera vez en 1964 sigue cautivando por la forma humorística de su texto y el atractivo de sus imágenes.