No es un tema agradable el que vamos a tratar hoy. Más bien es de esos que preferimos evitar, que creemos que nunca nos va a tocar. Es además de los que más secuelas emocionales dejan de por vida en los niños. Por eso, aunque no sea grato, hay que conocer e identificar el abuso sexual infantil. Más importante aún: hay que preparar a los niños para ello.
El abuso sexual infantil es tan real como cercano a cualquier niño u adolescente. Se trata de cualquier acción que implique utilizar a un menor para buscar satisfacción sexual propia. No solo lo cometen adultos; también puede darse de un adolescente o niño mayor, hacia otro con menor edad. En Cuba solemos apoyarnos mucho en redes de apoyo familiares, vecinos o amigos, para cuidar de los niños cuando los padres trabajan. Esto que tiene un lado positivo, también es un factor de riesgo para la protección infantil. En Cuba además existe una cultura de protección de la infancia, los niños son socialmente valiosos y protegidos; por eso tanto adultos como niños no esperan que personas cercanas, puedan ser abusadores sexuales.Sin embargo, en Cuba, existe el abuso sexual infantil. Y no dejará de existir por no hablar de ello. Todo lo contrario.
El abusador siempre busca la confianza del niño, se aproxima cautelosamente, utiliza estrategias de seducción o juego, como "el secreto que tenemos y debemos guardar" o amenazas que sellan la boca del niño, impidiéndole hablar: "Si lo dices, nadie te creerá", "me pasará algo terrible, a mí que tanto te quiero" o "no podremos seguir jugando a estos juegos secretos y divertidos". Si les pasa a niños pequeños, pueden tardar muchos años en comprender la situación que vivieron, dado que no la podían conceptualizar como algo negativo hasta tener cierto grado de discernimiento cognitivo. El abuso puede ser una situación ocasional o durar largos años. Depende de las circunstancias de cada caso. Igualmente el nivel de daño.
Las primeras acciones pueden ser indirectas o sutiles, como ver pornografía con el niño, pedirle que le muestre su cuerpo o que le mire el suyo, tener conversaciones de índole sexual. Puede ser siempre así o puede, si se cree que se ha ganado al niño, avanzar a otros niveles, como son los toqueteos del cuerpo del menor, con manos y/o boca, o pedirle al niño que le acaricie sus genitales del mismo modo. Puede llegar a intentos de rozamiento o penetración genital, sin violentar, sin dejar huellas que puedan servir como pruebas del acto de abuso.
El abuso sexual no es violación.Siempre llega de personas cercanas, incluso queridas. Por eso es tan difícil para el niño entender la situación en la que se encuentra y llegar a denunciarla. Por eso roba la infancia y deja traumas severos. Casi siempre el pequeño experimenta diferentes tipos de culpa: por haber formado parte, por no haberlo detenido a tiempo, o por haber ocasionado un problema familiar cuando se decidió a contarlo.Las culpas deben ser abordadas terapéuticamente para lograr la cura emocional. También la de los padres u aquellos que se sienten responsables.
El abusador puede ser un cuidador, o sea una figura de ¿protección? ... tan cercano como un padre, una madre, un padrastro, una madrastra, abuelos, abuelastros, hermanos o hermanastros mayores, tíos, vecinos, amiguitos mayores, el esposo de la señora que lo cuidaba por las tardes, el hijo de ella, el esposo de una amiga de la madre.... cualquiera que cumpla las condiciones de estar cerca del niño, de ganarse su confianza y de tener la posibilidad (tiempo, lugar) de perpetrar el abuso. El abuso va dirigido tanto a niños como a niñas.
Los niños, como generalidad, no mienten cuando denuncian un abuso sexual. La actitud de la persona a quien ha escogido para develar el secreto, debe ser de tranquilidad y apoyo. Nunca juzgar ni culpabilizar.De esto dependerá mucho la recuperación. Existen muchos prejuicios que le dan apoyo al abuso sexual infantil, justificándolo. Nada, absolutamente nada, justifica el abuso sexual infantil. Y la responsabilidad siempre está del lado del adulto o el niño mayor que el otro, aunque el abordaje profesional es distinto en el segundo caso.
Cómo prevenir el abuso
- Que el niño adquiera tempranamente el dominio de su cuerpo. Desde los cinco años puede saber vestirse y asearse. Por eso no precisará ayuda. Enseñarle a no solicitar ayuda innecesariamente.
- Que sepa que ningún adulto ni niño mayor debe proponerle juegos con su cuerpo que involucren sus partes íntimas. Si esto sucede hay que negarse con firmeza y contarlo a un adulto de confianza.
- Hay secretos malos. No se guardan secretos que tengan que ver con situaciones como la descrita anteriormente.
- Si llega a suceder algo, hay que contárselo a un adulto de confianza, para que esa persona lo proteja y no suceda más.
Debemos saber quiénes cuidan a nuestros hijos. Y saber, con certeza, que el abuso sexual no entiende de vínculos familiares o de amistad. Más bien se vale de ellos.Debemos explicarles a los niños que no todo adulto es bueno ni quiere protegerlo, aunque pueda parecerlo. Enseñarlos a cuidarse por sí mismos; esto es saber identificar posibles situaciones de abuso, detenerlas o denunciarlas la primera vez que ocurran.
Los niños y adolescentes que abusan sexualmente de otros, deben recibir ayuda psicológica. Muchas veces ellos también han sido víctimas. Todo niño u adolescente que haya sido víctima de abuso, debe recibir ayuda psicológica. Toda familia que sufra esta situación requiere ayuda profesional para recuperar y evitar mayores afectaciones de la salud mental de todos sus miembros.