Quién dijo: “Se ha alcanzado la excelencia como líder cuando la gente lo sigue a uno a todas partes, aunque solo sea por curiosidad”

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Voy a poner dos ejemplos de esa excelencia: Steve Jobs. Cualquiera de sus movimientos era seguido, estudiado, analizado, valorado. Y al final, llevo a todos por donde él quería que fuéramos. El otro ejemplo, Jesucristo. Los Evangelios cuentan que por donde iba le seguían multitud de discípulos. Puedo mencionar muchos más: Almodóvar, en el cine nacional, Adrià en la cocina. Y es que hay dos niveles de liderazgo, el que logra el éxito en su organización, y el que lo consigue en su sector. De los primeros, no hay tantos como necesitaríamos. Los segundos, hay muy pocos, y nunca puede haber demasiados.

La pregunta ¿qué necesita una empresa? Si no tiene mandos, nefasto. Si solo tiene jefes, puede ir bien, siempre y cuando disponga de un par (o poco mas) de líderes que marquen el camino. Que uno de esos líderes dé el salto y se transforme en líder del sector, eso es tan difícil como que te toque la Lotería. Y posiblemente mucho más rentable.

Hasta que falta, claro.

Ah, la frase es de Colin Powell