A principios de la década de los noventa, los responsables de la editorial DC Cómics todavía se preocupaban por encontrar nuevas formas de dar giros interesantes a sus personajes que los hicieran evolucionar y sorprendieran a los lectores, en vez de recurrir a reseteos absurdos. En este contexto, el editor Dennis O'Neil decidió poner a prueba a Batman planteando un desafío con el que Bruce Wayne nunca se había encontrado antes que le haría cuestionarse su papel como protector de Gotham. Así, O'Neil decidió unir las distintas cabeceras del señor de la noche en la saga titulada La caída del murciélago, en la que debutó un nuevo villano: Bane.
Creado por el guionista Chuck Dixon y el dibujante Graham Nolan, Bane nació en la república caribeña de Santa Prisca, en la isla prisión de Peña Duro, donde cumplía condena su madre. Cuando era sólo un niño, se quedó huérfano, de modo que creció enfrentándose a la adversidad y la inmundicia de la cárcel, recurriendo a la violencia para ganarse el respeto del resto de reclusos. Precisamente, fueron ellos quienes le contaron extrañas historias acerca de una ciudad que dominaba un hombre murciélago, leyendas que obsesionaron a Bane y se convirtieron en la motivación que le mantenía con vida. Durante años, se dedicó a cultivar su mente leyendo todo lo que cayera en sus manos; y también a ejercitar su cuerpo, potenciado por los efectos de la droga conocida como Veneno, con la que los dirigentes de la cárcel experimentaban. Cuando llegó el momento, Bane orquestó una fuga similar a la de El conde de Montecristo, y una vez fuera de prisión tenía muy claro su destino: Gotham.