Dicen que es estilista...
Una definición más exacta sería decir que es una socialité vienesa, que fue novia de Andrea de Mónaco
y que se trasladó a Londres para ser contable pero que maravillada con el mundo fashion, terminó haciendo carrera como it girl de híper lujo.
Ahora es embajadora de Chanel, protegida de Ana Wintour y novia de banquero de nombre aristocrático. Como siempre, estará dándolo todo en esta temporada de desfiles...
La descubrí hace tiempo en un mini artículo en el que hablaba de sus vacaciones, que me dejó muerta. En lugar de citar Ibiza o Goa como las jipijas gypsetters, aseguraba que iba de vacaciones a sitios propios de libro de Scott Fitzgerald. Que se compraba sandalias en Capri, frecuentaba La Colombe D’or (un hotel en el sur de Francia lleno de obras de arte de Calder, Picasso, Modigliani y Miró), alquilaba un riad entero en Marrakech y que su bolsa de playa era del mítico Club 55 en Saint Tropez.
Después empecé a verla en todas partes. Como una increíble criatura decorativa, tan patilarga, inmaculada y producida, que me empezó a ser indigesta.
En fin, que aparte de todo eso, aunque copiarla sea difícil sin una muy saneada cuenta corriente, me gusta cómo lleva el blanco con complementos negros, cómo le queda el rojo, sus bolsos y esas piernas largas, larguisimas que parecen no tener fin ...