Sirva pues esta breve explicación, para que nuestros hermanos cristianos no-católicos puedan comprender, a la luz de las Sagradas Escrituras, lo que verdaderamente enseña el cristianismo católico sobre este punto.
¿La piedra de la Iglesia es Pedro o es Jesús? Sin duda en cualquier discusión un protestante respondería que "la piedra no es Pedro, es Jesús". En realidad la verdadera respuesta depende de qué piedra estemos hablando, pues la Biblia nos enseña que ambos, tanto Pedro como nuestro Señor Jesús, son piedras del Templo Espiritual y Universal que es la Iglesia; pero son piedras de distinto tipo y de distinta importancia, las cuales no debemos confundir.
La Piedra angular de la Iglesia es Jesucristo y solo Jesucristo, esta es la enseñanza de la Biblia y esta es también, en plena coherencia con la Escritura, la enseñanza de la Iglesia católica.
El concepto de "piedras" es una referencia metafórica que podemos comprender si pensamos en el antiguo pacto. Recordemos que el Templo de Jerusalén era el lugar fisico donde residía Dios. Y sabemos que el Antiguo Testamento es la sombra de todo lo que viene a ser concretado en plenitud en el Nuevo Pacto a través de Jesús. Este Nuevo Pacto inaugurado por Cristo cuenta también con su propio Templo, pero éste no es ya un lugar físico, sino un Templo espiritual, y no está localizado en un punto geográfico específico, pues es universal; el nuevo templo es la Iglesia de Cristo expandida por toda la tierra.
¿Y con qué se construye un templo? Con muchas piedras correctamente colocadas, en este sentido, no solo Jesús y Pedro, sino todos los cristianos somos piedras del Nuevo Templo, y así nos lo dice la Sagrada Escritura a través del propio Pedro:
"Se han acercado al que es la piedra viva rechazada por los hombres, y que sin embargo es preciosa para Dios que la escogió. También ustedes, como piedras vivas, se han edificado y pasan a ser un Templo espiritual, una comunidad santa de sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Cristo Jesús. Dice la Escritura: Yo voy a colocar en Sión una piedra angular, escogida y preciosa: quien se afirme en ella no quedará defraudado. Ustedes, pues, que creen, recibirán honor. En cambio, para aquellos que no creen, él es la piedra rechazada por los constructores, que se ha convertido en la piedra angular; piedra en la que la gente tropieza y roca que hace caer. Cuando se niegan a creer en la palabra, están tropezando con aquello en lo que debían afirmarse. (1 Pedro 2:4-8)Pedro comienza hablándonos de Cristo como la piedra viva, para inmediatamente después referirse a todos los cristianos como muchas otras piedras vivas que edifican el templo espiritual. Cristo es la piedra angular que le da sentido, coherencia y estabilidad a toda la estructura formada por el resto de las piedras que se abrazan y adhieren a la piedra angular para constituir y levantar un solo edificio.
Así que ya vemos que la Piedra angular es el mismo Señor Jesúcristo, ni a Pedro ni a nadie más le corresponde este título, y esto es lo que por 2000 años ha defendido la Iglesia, desde los apóstoles y hasta nuestro días. La Iglesia católica nunca ha confundido a Pedro con la piedra angular, ni le ha conferido este título, pues el apóstol no es ésta sino otra piedra distinta del Templo espiritual.
¿Pero si Cristo es la Piedra angular, como aquí lo afirmamos, por qué decimos también que Pedro es la piedra sobre la que Cristo edificó su Iglesia?
Visto todo de manera ordenada, de cara a las Escrituras, cualquiera de nuestros amigos protestantes podrá ver cómo esto se soluciona fácilmente, sin ningún conflicto entre una roca y la otra, o sea entre Jesús y Pedro, pues como es lógico, ellos no están en conflicto, uno es nuestro Señor, mesías y salvador y el otro es su apóstol, fiel discípulo y siervo, a quien el primero dejó al cuidado de su Iglesia en la tierra, y por esto el mismo Señor le confirió el nombre de "Cefas" o "Kephas" en arameo, que significa roca o piedra.
¿Significa esto acaso que Jesús renunció con esto a su papel de Piedra angular? Para nada, Jesucristo sigue siendo la unica piedr angular, y siendo consciente de serlo, va escogiendo las otras piedras necesarias para edificar el nuevo templo.
De esto último se explica que Jesús, en esa búsqueda de las otras piedras, que debían unirse a él que es la angular, le cambie el nombre a Simón por el de Pedro.
"Al primero que encontró fue a su propio hermano Simón, y le dijo «Hemos encontrado al Mesías», que traducido significa Cristo. Entonces lo llevó a donde estaba Jesús. Jesús lo miró y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan: tú te llamarás Cefas», que traducido significa Pedro." (San Juan 1:41-42)Esto no es un simple detalle sin importancia que se "coló" en medio del testimonio del evangelista Juan, este dato es de suma relevancia, y a un serio lector de la Biblia debiera cuando menos despertarle algunas preguntas parecidas a las siguientes: ¿Por qué apenas conocer a alguien Cristo le cambiaría el nombre, que habrá querido decir con eso? ¿Qué significado, qué revelación, qué mensaje está detrás de esta escena bíblica? ¿A qué estaría Jesús destinando y comisionando a Simón al llamarle a partir de ese momento "Cefas" (Roca)?
Estas preguntas se responden en el famoso versículo de Mateo 16:18-19, donde Jesús, luego de haber sido unos versículos antes descrito por Pedro como el Cristo, el Hijo del Dios vivo, en congruencia con el diálogo que se está desarrollando, pasa ahora Él a describir al apóstol:
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos."Ahora sabemos a qué se refería Jesús en Juan 1:41-42, ahora se nos revela la comisión que Cristo tenía asignada para Simón al momento de conocerle y cambiarle el nombre, y ahora se nos aclara por qué escogió justo ese nombre y no otro.
Jesucristo siempre supo, incluso antes de encarnarse y venir al mundo, que Él era la piedra angular de la que se habla en Isaías 28:16, de donde el propio Pedro recogió la referencia para referirse a Jesús en su epístola ya citada más arriba (1 Pedro 2:4-8). Siendo perfectamente consciente de esto, Jesús, piedra angular, estaba en busca de las demás piedras necesarias para edificar el nuevo templo, la Iglesia.
Y es el propio Cristo, fundador de la Iglesia, quien escoge y coloca la primera piedra con la que se inaugura la edificación de toda construcción; esta piedra es Pedro. Ahora bien, con esto no pretendemos decir que los demás apóstoles no fueran "piedras" o "rocas" que están en el fundamento de la Iglesia, lo eran, simplemente que la primera en ser colocada es la de Pedro, así lo quiso expresar Jesús como símbolo de primacia al ser este apóstol también el que recibe las llaves del reino de los cielos, el poder para atar y desatar en la tierra y la comisión de apacentar a las ovejas del rebaño que pertenece a Jesús.
Con las siguientes palabras de San Pablo completamos nuestra exposición, y nos permite asimilar, sin dejar espacio a la confusión, la verdadera y bíblica doctrina católica sobre este tema.
"Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas. La piedra angular de este edificio es Cristo Jesús, en el que todo el edificio, perfectamente ensamblado, se levanta para convertirse en un templo consagrado al Señor" (Efesios 2:20-21)Ahora tenemos todo lo que necesitamos, en este punto ya todas las piedras han tomado su respectivo lugar, y entendemos cual es cada una, su respectivo lugar e importancia. Ya tenemos claro el plano de la edificación de la Iglesia, donde Jesucristo es la piedra angular, la que permite que todos los paredes y las columnas queden sólida y armónicamente ensambladas y unidas (ver la imagen que ilustra este estudio); Pedro por su parte es la primera piedra que decidió colocar Jesucristo; los apóstoles y los profetas entorno a la primera piedra están en el fundamento de la estructura, y todos los demás cristianos que somos nosotros somos las piedras que van levantando y dando forma a los muros del edificio espiritual.
Esta es la piedra que representa a Jesús.