No creo que quepa ninguna duda. Pero se ve que hay que insistir. Por un lado, Zapatero ese presidente que dice ser de izquierdas, sigue pregonando que su política es social y que, “gracias a él” se ha dedicado gran parte del presupuesto a favorecer a las clases necesitadas (la verdad es que no le falta razón, si, como ocurre, el presupuesto del INEM es parte de las políticas sociales), y por otro lado, el gran Rajoy que sin decir ni mu y fumándose su puro, nos hace ver cómo actúan las autonomías donde el PP gobierno.
En Murcia los recortes han hecho que se hayan organizado, contra el gobierno murciano, las mayores manifestaciones que se recuerdan, por allá. Valencia, la comunidad Gürtel, es la que tiene la mayor deuda de todas las autonomías y está al borde de la ruina, y qué decir de Madrid, donde la deuda no es mayor porque se está ingresando dinero de las privatizaciones –la última es de juzgado de guardia: El Canal de Isabel II—.
Mientras, el paro ha aumentado, los salarios no han subido –es más algunos han bajado y la mayoría han sido congelados—, los impuestos también han aumentado –todos, menos los de las empresas— y la gasolina está por las nubes. Entonces, ¿quién está pagando la crisis?
Probablemente los banqueros, esos pobres a los que hemos tenido que dar dinero público porque lo pasaban mal, y ahora se están relamiendo y esperando hacerse con las Cajas de Ahorros, eso sí, cuando las sanee el gobierno con dinero del contribuyente.
O quizá han pagado la crisis las empresas energéticas. Esas que nos han subido el 10% como Endesa o el 4% como Gas Natural (sin asegurar que no vuelvan a subir más esta año) y que las pobres sólo han obtenido un 20% más de beneficios. O quizá Repsol (ha aumentado un 200% sus beneficios), gracias, entre otras cuestiones al aumento del crudo, ese que hace subir exponencialmente la gasolina.
Ellas, estas grandes empresas son las que están pagando la crisis, las pobres sólo han ganado un 22% más, cuando esperaban un 50%. Mientras, los ciudadanos de a pié, los trabajadores, pensionistas y demás parias siguen alegremente sobreviviendo. ¿Qué más quieren? Somos unos inconformista natos.
P.D. A lo mejor para probar la bondad de la medida que dijo la Merkel –ajustar los salarios a los resultados de las empresas—, resulta que estas grandes empresas suben un 22% el sueldo a sus empleados. Sería lo justo, ¿o no?
Salud y República