Historia muy enternecedora y sensible de una madre ya anciana que debe sacrificarlo todo para cuidar de su hijo, que sufre un retraso mental originado en un accidente automovilístico acaecido en su juventud. Aunque al principio parece una historia tierna, poco a poco se va volviendo más siniestra. Esto sucede de manera muy sutil, cuando el lector va comprendiendo que esa vida aparentemente llena de amor en realidad es un auténtico infierno, una condena para una persona que debería merecer un poco de descanso y que apenas recibe ayuda. Una de las partes más conmovedoras de la historia se produce en los pocos momentos en los que la señora Catherine puede pasear sola y contempla, contenta, que hay familias que pueden vivir una existencia normal, muy alejada de la suya. Michel, su hijo, es como un niño de ocho años, pero con la fuerza de uno de cuarenta, un niño en un cuerpo de adulto cuya mente parece tener la lucidez de darse cuenta de que su situación es anómala y sufrir mucho por ello. Un cómic terrible y a la vez profundamente humano.