Y después de todo, hemos terminado cogiendo trenes diferentes buscando huir de nosotros mismos. Nos hemos querido tanto y al final míranos, odiándonos. Incapaces de seguir construyendo algo que dijimos que sería eterno y que ahora, después de tanto, hemos terminado por derribar en cuestión de segundos. Quizá era el destino, tal vez estábamos condenados a vivir por separado no lo sé. Has seguido tu camino, yo he continuado con el mío y quién sabe, lo mismo volvemos a coincidir con el tiempo.
Quien nos lo iba a decir, el futuro no iba a ser tan perfecto como llegamos a creer.
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