Si bien es cierto que los rasgos de la personalidad del nuevo emprendedor, sus motivaciones a la hora de embarcarse en un nuevo negocio, la capacidad intelectual o física, la formación o experiencia previa pueden, indudablemente, influir en el éxito de la nueva empresa, no cabe atribuir a estos aspectos un valor absoluto, ni elevarlos a la categoría de requisitos previos e indispensables que deban reunirse obligatoriamente para poder afrontar con perspectivas un nuevo negocio.
2.- MOTIVACIONES DE UN EMPRENDEDOR
Otro de los elementos que tradicionalmente es objeto de análisis a la hora de estudiar la figura del emprendedor es el de las motivaciones que determinan la creación de la empresa.
Dichas motivaciones pueden determinar una actitud y respuesta diferentes a la hora de poner en marcha y desarrollar la actividad empresarial. Es conveniente anticipar cuál podrá ser esa respuesta, al objeto de reforzar potenciales puntos fuertes o prevenir posibles debilidades.
De forma meramente enunciativa, se señalan algunas de las motivaciones típicas del emprendedor, cada una de ellas con un breve comentario.
Solucionar una situación personal (dificultades profesionales, afectivas, etc)
Este tipo de motivación puede determinar una insuficiente reflexión acerca del proyecto. Asimismo, debería valorarse el posible empeoramiento del estatus social a causa de un nivel de rentas inicialmente inferior al acostumbrado.
Crear su propio puesto de trabajo (autoempleo)
Puede existir incompatibilidad entre la preparación rigurosa del proyecto empresarial y la búsqueda activa de trabajo.
Aumentar el nivel de renta
La situación de necesidad (mayor o menor) es susceptible de incidir en una deficiente preparación del proyecto, descuidando el necesario ajuste entre aquél y la persona que lo acomete.
Tomar la decisión en función de semejante interés puede implicar una mala selección del mercado objeto de la empresa.
Crear una empresa para ofrecer más o mejores oportunidades a los descendientes
Debería evitarse que los afectos personales incidan en el rigor y objetividad del planteamiento del proyecto.
Desarrollar una empresa en toda su extensión
Suele implicar una decisión meditada y cabal, contribuyendo así a reducir las probabilidades de error.
Poner en práctica una idea empresarial como fórmula de realización personal
Es aconsejable afrontar el proyecto de forma equilibrada, buscando la máxima adecuación entre las posibilidades personales y el proyecto que se acomete.
Crear una empresa para poder trabajar con el cónyuge, con los padres, los hijos, con compañeros de trabajo, etc.
Además de la posibilidad de que los afectos personales “contaminen” el análisis previo del proyecto, deben tenerse en cuenta ciertos riesgos, tales como la duplicación de funciones y responsabilidades, el posible choque de puntos de vista en cuanto al modo de gestión de la empresa, etc.
Tradición familiar
Debería valorarse objetivamente si el emprendedor que pretende iniciar la actividad empresarial satisface los requerimientos personales y materiales normalmente exigibles.
Independencia, anhelo de poder, reconocimiento social, mejora del estatus social, etc
La necesidad de puesta en práctica de determinadas pretensiones personales no debería menoscabar el rigor en la preparación.
¿Cómo diagnosticar la aptitud y actitud del nuevo emprendedor?
Una vez descrito, esquemáticamente, el hipotético “perfil ideal” o retrato robot del “perfecto emprendedor”, quedaría aún por descubrir el perfil real del concreto aspirante a empresario.
Como instrumento de ayuda para el análisis del perfil y la personalidad del nuevo emprendedor, suelen ofrecerse cuestionarios de auto – diagnóstico. Sin desconocer que pueden constituir un excelente instrumento de apoyo y de conocimiento de las aptitudes y actitudes que a priori presenta el emprendedor, debe insistirse en la idea antes avanzada: sus resultados deben relativizarse, (del mismo modo que no cabe esperar que la obtención de un “buen resultado” en un test de auto – evaluación garantice el éxito de nuestra aventura empresarial, es perfectamente posible que una adecuada preparación personal y del proyecto subsanen las carencias que se desprendan del mismo).
3.- CARACTERÍSTICAS DEL EMPRENDEDOR
Un hipotético “retrato robot del emprendedor ideal” debe servir, antes que nada, para prevenir y conocer puntos fuertes y débiles presentes en el emprendedor, para elaborar un “diagnóstico” que haga posible establecer las soluciones adecuadas (ya sean, formativas o de otro tipo).
A continuación, se señalan las características de la personalidad, las habilidades o capacidades psíquicas o intelectuales y la formación y/o experiencia previas que más comúnmente citan los expertos a la hora de establecer el “perfil tipo” de un emprendedor. Seguidamente se hace una mención meramente enunciativa de motivaciones frecuentes y sus posibles implicaciones en la puesta en marcha y desarrollo de la empresa
RASGOS DE LA PERSONALIDAD:
- Iniciativa
- Decisión
- Asunción de riesgos
- Confianza
- Capacidades o aptitudes personales
- Habilidades organizativas y de coordinación
- Adaptación a los cambios
- Liderazgo
- Aptitudes negociadoras
- Competitividad
- Capacidad de trabajo
- Resistencia física
- Formación y/o experiencia previas deseables
- Experiencia empresarial directa o cercana
- Conocimiento global de una empresa y/o desempeño de tareas en áreas diferentes de la misma
- Formación específica para la gestión y/o puesta en marcha de una empresa.
- Formación técnica, directiva o en el sector de actividad propio de la empresa que vaya a constituirse
Fuente http://profejuanc.blogspot.com/2010/05/emprendimiento-quien-puede-ser.html
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