¿Quién sabe dónde?

Publicado el 26 diciembre 2019 por Beitavg

Paco Lobatón miraba compungido la lucecita roja que le indicaba que esa era su cámara.

Tras la vuelta de su programa más conocido, aquel que le dio fama en los noventa, los niveles de audiencia habían sido más que mediocres y la compañía se lo había advertido, era su última oportunidad para mantenerse en la parrilla del prime time.

A su lado, una pareja joven apesadumbrada. Ella lucía un embarazo tan avanzado que el personal de limpieza temía que se pusiera de parto allí mismo, con lo que eso ensuciaba.

Paco comenzó a hablar con su monótono tono, ese que le daba solemnidad a la búsqueda de desaparecidos mientras la pareja se limpiaba las lágrimas.

一 Bien José, cuenta a nuestra audiencia a quién buscáis - preguntó al futuro padre.

一 Pues mira Paco, nosotros hemos venido a tu programa, que por cierto nos encanta, enhorabuena.

一 Ay, déjame a mi, que tú te lías y no vamos a acabar nunca - le interrumpió ella - mira Paco, a mi me queda nada para parir y se nos ha perdido la estrella que tiene que guiar a los pastores y a los Reyes.

Paco Lobatón se frotó los ojos incrédulo.

一 Perdonad que os interrumpa, ¿Estrella es un familiar?

一 No, Paco, no. Estrella es eso, una estrella. Una muy grande y muy brillante que se tiene que colocar sobre el portal en el que nacerá mi niño - informaba la joven mientras el bueno de José ya sólo asentía.

La joven se agarró la barriga con fuerza, algo no iba bien.

一 ¿Algún problema, María? - preguntó asustado Paco.

一 Ay Paco, yo creo que el niño ya viene - dijo señalando el charco que había a sus pies.

Los de limpieza se santiguaron viendo la que se les venía encima; los operadores de cámara corrieron a llamar al 061; los tramoyistas y los diseñadores de decorados, prepararon una cama para la parturienta.

José y Paco agarraban cada uno una mano de la madre que lloraba, reía, gritaba mientras las cámaras no se perdían un segundo del suceso. Era, sin duda, el mejor programa de la historia.

El 061 no llegó a tiempo , el tráfico de esos días de final de año era terrible. Los sanitarios llegaron con el tiempo justo de dar la enhorabuena a los recién estrenados padres y confirmar que era un niño y que, según informaba la madre, se llamaba Jesús.

De repente, el foco principal se encendió sobre sus cabezas. El equipo de iluminación se miraba, nadie había dado aquella orden ni tampoco eran conscientes de que aquel foco tuviera la capacidad de atravesar paredes e iluminar el cielo. Estaban hartos de decir que si se adquiría material nuevo, los avisaran que luego pasaban cosas raras.

Atraídos por la luz, el plató se fue llenando de gente cargada con borregos y cestos de castañas. Tres hombres, con pintas de forasteros, entraron con oro, incienso y mirra. ¿Qué locura era aquella?

一 Ay Estrella, ¿desde cuándo eres tan moderna? - preguntó sudorosa María tras el esfuerzo.

La luz hizo un breve parpadeo a modo de guiño y siguió brillando con más y más fuerza mientras en el plató no paraba de entrar gente rara y los shares de audiencia reventaban.

一 Pues ya lo ven queridos telespectadores, un nuevo éxito de ¿Quién sabe dónde? - comentaba a cámara un lloroso Paco Lobatón - y en esta ocasión, no sólo hemos encontrado a Estrella sino que, para el programa, ha nacido un salvador.