En la antigua China había un campesino que tenía un hijo y un caballo. Todos sus vecinos le tenían lástima y siempre le decían: “Pobre hombre, qué mala suerte, todo que tiene es un hijo y un caballo”. El viejo campesino siempre respondía igual: “¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?”.
Un día el caballo se escapó y el campesino se quedó sólo con su hijo. Las gentes del pueblo le dijeron: “Ahora ya sólo te queda tu hijo, sin duda eres una persona desafortunada”. El campesino volvió a responderles: “¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?”. Al poco tiempo, el caballo vino acompañado de una docena de hermosos caballos salvajes. Todo el pueblo corrió hacia su casa a felicitarlo: “Qué buena suerte la tuya, no tenías ninguno y ahora tienes doce caballos”. El anciano de nuevo respondió: “¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?”.El viejo le pidió a su hijo que domara a los caballos salvajes, pero un día mientras lo hacía se cayó y se rompió la pierna. Las gentes del pueblo no tardaron en decir: “Qué mala suerte anciano, tu único hijo no te podrá ayudar durante mucho tiempo”. El anciano una vez más dijo: “¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?”.Poco después llegaron unos jinetes del emperador, reclutando a todos los jóvenes del pueblo para iniciar la guerra contra Mongolia. El hijo del anciano se salvó de ir a la guerra por tener su pierna rota. Los vecinos fueron a casa del anciano: “Qué suerte tuya, viejo, el único que se ha salvado ha sido tu hijo”. El anciano respondió: “¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?”.“¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda la vida es un cambio”. H.G. Wells. Escritor y filósofo.
Estamos con esas personas que nos aman, que nos respetan, que nos escuchan y que nos apoyan cuando lo necesitamos y a veces, sólo a veces no somos capaces de decirles lo felices que estamos gracias a ellos. Lo bien que nos hacen sentir, a pesar de todos y cada uno de los problemas que podamos tener. Sabemos que dan sentido a nuestra vida y que pase lo que pase, independientemente de si tienes trabajo o no, si te gusta o no, si quieres cambiar o no, si piensas que puedes hacerlo o no, si disfrutas o no, si te esfuerzas o no, si ríes o no, si lloras o no, siempre habrá alguien a tu lado.
“La medida del éxito viene por cuantas personas son más felices porque tú existes”. Raimon Samsó.Así que como decía el viejo campesino chino: “¿Quién sabe lo que es bueno y lo que es malo?”.Tú decides. Feliz día.