Le confesó a un amigo íntimo: «No recuerdo haberme sentido nunca tan inadecuado y totalmente incompetente para una misión». Oró a Dios pidiendo ayuda, y Él lo utilizó para compartir la sencilla verdad del evangelio y la cruz de Cristo.
Moisés también se sintió incapaz cuando Dios lo seleccionó para la tarea de decirle a Faraón que liberara a los israelitas. Preguntó: «¿Quién soy yo para que vaya a Faraón…?» (Éxodo 3:11). Aunque quizá haya cuestionado su eficacia porque era «tardo en el habla y torpe de lengua» (4:10), Dios afirmó: «yo estaré contigo» (3:12). Como sabía que tendría que explicar el plan de rescate divino y decirles a los israelitas quién lo enviaba, Moisés preguntó: «¿qué les responderé?». Dios respondió: «YO SOY me envió a vosotros» (vv. 13-14). El nombre «YO SOY» revelaba el carácter eterno, autoexistente y todopoderoso de Dios.
Aun cuando cuestionemos nuestra capacidad para hacer lo que el Señor nos ha pedido que hagamos, podemos confiar en Él. Su suficiencia supera nuestras debilidades. Cuando preguntemos: « ¿quién soy yo?», podemos recordar que Dios dijo: «Yo Soy».
No tienes por qué temer hacia dónde vas cuando sabes que Dios va contigo.
(Nuestro Pan Diario)