¿Quién te separará de mí?

Por Campblog

Nuestra vida se desarrolla entre la alegría y el dolor. Hay días de gran gozo y satisfacción abundante, con una felicidad que parece hacer  explotar nuestro corazón. Pero también hay días en que nos sentimos perdidos, confundidos sobre nuestros propósitos y solos ante nuestras dificultades, nos sentimos lejos de Dios de Jesús. Disfrutamos la alegría de un nuevo bebé, una amistad profunda, la celebración de un matrimonio..., y sufrimos por la muerte de un ser querido, un divorcio, un padecimiento físico... Todo esto es parte de la vida y en esta ocasión vamos a orar en la carta a los Romanos capítulo 8, versículos del 35 al 39 escrita por San Pablo apostol, donde nos recuerda que nada ni nadie te podrá separar del amor que Dios te ha manifestado tener en su hijo Jesús Cristo., y dice:
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? 36 Ya lo dice la Escritura: Por tu causa estamos expuestos a la muerte cada día; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero. 37 Pero Dios, que nos ama, hará que salgamos victoriosos de todas estas pruebas. 38 Porque estoy seguro que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni otras fuerzas sobrenaturales, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes de cualquier clase, 39 ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni cualquier otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Dios mío. ¿qué me podrá separar de tu amor?¿Un examen no aprobado, una promesa rota o una palabra hiriente? No, ¡nada de esto!¿Podrá arrancarme de ti la atracción al poder, las recompensas rápidas, las drogas?No, ¡nada de esto!Si tú, Señor, estás conmigo, ¿podrá triunfar contra mi una persona vengativa, una amistad falsa o alguien que está enojado conmigo? No, ¡nada de esto!¿Podrá separarme de ti la tristeza por una perdida, el enojo por burlas recibidas o la vergüenza por haber sido visto cometiendo un pecado? No, ¡nada de esto!Pase lo que pase, sé que siempre estás con ellos y conmigo porque te hiciste hombre por nosotros y venciste la desesperación y la muerte misma con tu amor interminable. La presencia de tu Espíritu en mí me convence de que nada, absolutamente nada, me separará de tu amor.
La palabra de Dios es muy clara, ¿Quién te podrá separar del amor que Dios nos ha manifestado tener en su hijo Jesús Cristo? ¿Cuáles son las cosas que te separan de Dios? recuerdas alguna, quizá la escuela, el trabajo, alguna dificultad, algún momento de odio, de envidia, de venganza, de burla; cuando golpeas a alguien que amas, cuando yo golpeo a una persona, yo he ofendido a esa persona gravemente, le he hecho un daño físico y si yo quiero reparar el daño, primero le pido perdón a la persona por haberle hecho daño; segundo, curo la herida que he hecho, yo no puedo creer que de verdad me he arrepentido y que de verdad voy a cambiar y que de verdad lamento haberle hecho daño a la persona, si es que no me preocupo de las consecuencias de mi brutalidad. Si hacemos daño hay que pedir perdón y remediarlo. Dios nos perdona porque él no quiere que nada nos separe de él, piensa ¿Cuáles son las cosas que crees que te separan de Dios? Alguna enfermedad, tu actitud, alguna persona. El dolor puede ayudarnos a madurar como un pueblo fiel, una comunidad compasiva capaz de ofrecer esperanza a personas que se sienten perdidas, alejadas de Jesús, y San Pablo nos recordará que nada ni nadie podrá separarte del amor que Dios te tiene. Y ¿Quién te podrá separar de mi amor? Si yo he muerto por tí.