¿quién y qué eres tú, para los demás? (i)

Por Mbbp

No sé si alguna vez te has preguntado esto, qué eres y aportas tú a la vida de los que conforman tu mundo, los más allegados, para los demás. Independientemente de que cada uno seamos espejos de los demás, como ellos lo son para nosotros reflejando lo mejor y lo peor de nosotros mismos, cada uno juega un papel concreto en la vida de las personas que trata. Y no me refiero al cierto utilitarismo que otogra nuestro mundo a las relaciones, en la que cada persona es una oportunidad de obtener contactos, poder o negocio. Hablo ahora de si enriqueces la vida de los demás, la empobreces con tus carencias y tu actitud o bien pasas por su vida y estás en su agenda, nada más.

Estamos en un mundo que promueve el “networking” o red de contactos y, como su nombre ya indica, con una visión comercial o profesional, como objetivo principal. Deberíamos inventar el net-life, esa red de amistad que todos necesitamos para nuestra vida, cada día. La gente va incrementando su número de “amigos” en las redes sociales, cada día más. Los hay que incluso definen un perfil personal especial para esto, mostrando cualidades y actitudes codiciadas por su red de contactos, pero que poco o nada tienen que ver con su realidad personal y menos con su autenticidad. Crean perfiles “ad hoc”, con fotografías de hace años, falsas o con la imagen que pretenden aparentar, con datos inexactos (incluso, con nombres cambiados) o manipulados para llamar la atención a su audiencia en redes. Es lícito y real que todos, de una manera u otra, vivamos de nuestros contactos para trabajar. Pero el problema aparece cuando esta red de contactos es la que refrenda tu autoestima, la que opina sobre tu vida y empiezas a considerar a cada uno de sus miembros como una presunta amistad.

Pero, más allá de las redes sociales, existe un mundo de verdad, en la que una mirada lo dice todo, en el que es imposible esconderse tras el anonimato y la apariencia, solo virtual. Y eso lo reservamos a unos pocos, que consideramos nuestro círculo de amistades. Con ellos sí somos como somos, al menos aparentemente. Porque si no compartimos más que lo bueno que somos o tenemos -nuestras luces-, estamos privándonos de compartir también nuestra oscuridad, esa que todos tenemos, nos guste o no. ¿Miedo, quizás? De alguna manera, prolongamos nuestro mejor perfil social -ese que utilizamos en las redes sociales, para agradar- que poco tiene que ver con nuestra realidad personal. De ahí que comunmente nos refugiemos solos con nosotros mismos cuando, por la razón que sea, no nos sentimos bien. E incluso hay quienes recurren a las redes virtuales para compartir su estado de ánimo, buscando comprensión, compasión y/o, lo que es peor, para huir de la soledad, a veces dolorosa. Es una huída hacia adelante, para evitar estar consigo mismo, sentir y, luego, compartir, de verdad, con el corazón abierto de par en par!

Seguirá…