Escrita con un lenguaje preciso y elaborado que no deja cabida a circunloquios, como no podía ser de otro modo si tenemos en cuenta el tema, que como muy bien señala Federico Jeanmaire, "se mueve entre el género y el drama policial".
Una novela angustiosamente cotidiana en la que Gribodo nos muestra con maestría, que no hay nada más negro que nuestro propio yo y lo que le rodea, y en la que por otra parte –con gran capacidad de análisis y síntesis– nos señala el corazón del libro desde la primera página del libro, haciendo honor al psicoanálisis y citando a Scott Fitzgerald: “Hay otro tipo de golpes que vienen de adentro y que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo, hasta que se da cuenta definitivamente de que, en cierto sentido, ya no volverá a ser un hombre tan sano”.
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