Hay otras opciones
¿Cómo se convirtieron los anticonceptivos hormonales en sinónimo de los anticonceptivos en general? Es bastante común preguntar a una mujer: “¿Qué anticonceptivo utilizas?” y que te conteste, “No uso anticonceptivos, uso preservativos.” Parece que es, o anticonceptivos hormonales, o nada. Y eso me inquieta. Sin embargo, la tasa de fracaso de los condones (2%) y del Método de Fertilidad Consciente, o Fertility Awareness Method (0.6%) se pueden comparar a un uso perfecto de la píldora combinada (0.3%). Merece la pena tener en cuenta que el uso imperfecto de la píldora (olvidarse una toma) tiene una tasa de fracaso del 9%.
No es efectiva para el equilibrio hormonal
Irónicamente, el uso de la píldora se remonta a su tapadera inicial. La píldora se había desarrollado como anticonceptivo, pero no se podía vender como tal, puesto que no era legal. Así que en su lugar, aparentemente se recetaba para tratar “desórdenes femeninos” y para “normalizar” la menstruación (el eufemismo del siglo cuyo significado era “no quedarse embarazada”). Lo triste es que esa tapadera inicial se haya establecido como una falsa realidad a día de hoy, y que medio siglo más tarde, los médicos sigan recetando la píldora para “normalizar” los ciclos. Esto sólo puede ocurrir porque seguimos obstinados con la ilusión de que los esteroides de los anticonceptivos hormonales son de alguna manera iguales, o mejores, que nuestras propias hormonas. Cuando de hecho, no hay nada más lejos de la realidad.
Que te receten la píldora para equilibrar tus hormonas no tiene sentido. La píldora no equilibra hormonas, las desconecta. Las desconecta porque desconecta tu ovulación, y la ovulación resulta que es bastante importante, y diría que me quedo corta con esta afirmación. No sólo sirve para hacer bebés. La ovulación es fundamental para la vitalidad hormonal. Es la única forma de fabricar estrógeno y progesterona, esas hormonas tan importantes y que juegan un papel clave en nuestro estado de ánimo, nuestro deseo sexual y nuestro metabolismo.
No son hormonas de verdad
Las hormonas sintéticas no son mejores que nuestras propias hormonas. Ni siquiera son hormonas. La píldora desconecta el estradiol y la progesterona, y las sustituye por las pseudo-hormonas etinilestradiol, levonorgestrel y drospirenona. Éstas se parecen a las hormonas, pero no tienen la misma estructura molecular que las hormonas del ser humano, y tampoco tienen los mismos beneficios. Imagínatelo así: una hormona es como una llave que encaja en una cerradura. Para que podamos abrirla, la llave tiene que encajar perfectamente. Cuando encaja más o menos, es como forzar una llave con la forma equivocada en esa cerradura. Puede que se obtenga una respuesta, pero será una respuesta distorsionada.
Un ejemplo de esto serían los químicos presentes en plásticos y pesticidas, que imitan a los estrógenos. Esas toxinas nos dañan porque encajan más o menos en nuestros receptores estrogénicos, estimulándolos, pero no de la manera correcta. Se sospecha que su mensaje distorsionado causa infertilidad, cáncer de mama y endometriosis.
Las hormonas sintéticas de la píldora actúan de la misma manera. Son pseudo-hormonas, y se comportan como llaves incorrectas para las cerraduras de nuestros receptores, que los fuerzan a abrirse o a cerrarse. Nunca hacen lo que se supone que deberían hacer las hormonas de verdad.
Lo que más me preocupa no es la posibilidad excepcional de una trombosis letal, sino los demoledores efectos secundarios del día a día que conlleva el uso de la píldora en tantas mujeres: depresión, pérdida de deseo sexual y pérdida de cabello. Una y otra vez veo a mujeres que cargan con estos efectos secundarios, y rara vez hacen la conexión con el uso de los anticonceptivos hormonales. En su lugar, se culpan a sí mismas por sus deficiencias personales.
¿Qué dirían los hombres?
¿Qué ocurriría en un mundo en el que se desconectaran las hormonas de hombres y chicos adolescentes?
“Ven aquí chaval, que te vamos a desconectar la testosterona,” les diríamos, “y la vamos a reemplazar por una pseudo-testosterona sintética. Va a hacer que engordes, te deprimas y tengas la libido tan baja que prefieras ponerte a fregar platos. ¡Pero no te preocupes, todos los chicos la toman!”
Pues resulta que para mujeres y chicas adolescentes este es el mundo en el que vivimos actualmente. Creo que es el momento de replantearse este tema seriamente.
¿Cómo lo dejo?
Por supuesto, si actualmente estás usando un método anticonceptivo hormonal, la pregunta que te habrá surgido es cómo dejarlo. Nunca es tarde para dejar de usar hormonas sintéticas, y el equilibrio funcional de nuestras hormonas se puede conseguir incluso si estamos en la treintena o la cuarentena. Incluso se puede conseguir si llevamos 20 años o más tomando la píldora. Dejar los anticonceptivos hormonales obviamente tiene grandes ventajas para la fertilidad, pero se trata de mucho más que eso. Dejar la píldora u otro método hormonal es algo que se hace para mejorar la salud a largo plazo. De hecho, si miramos más allá, es algo que hacemos para allanar el camino hacia una perimenopausia y menopausia más suave y sencilla. No existe una única manera de hacerlo, pero es un tema tan importante que se merece, como poco, un artículo dedicado que publicaré próximamente.
Referencias:
Cognition, mood, and physiological concentrations of sex hormones in the early and late postmenopause.
Depression associated with combined oral contraceptives–a pilot study.
PMS may spell menopause symptoms later — but not hot flashes