Hay veces que no damos valor a ciertas cosas y nos quejamos de muchas de ellas sin pararnos a pensar en los beneficios. Por ejemplo, soy muy de hacerlo cuando a mis hijos les mandan alguna tarea en el colegio en la que tienen que hacer algún tipo de manualidad o realizar alguna actividad que implique dedicación. Me quejo porque al final acabo haciéndolo yo y protestando porque no entiendo para qué les mandan hacer un payaso decorado con telas o preparar un mapa con plastilinas si no saben hacerlo. Pero es que resulta que sí que saben, es más, es que si no lo saben, lo pueden aprender ellos mismos para despertar su capacidad de creación de cosas nuevas y que les sirvan de estimulación. Que les dejemos hacerlo supone que vayan desarrollando capacidades propias para que en un futuro sepan valerse por sí mismo. Sepan resolver situaciones complicadas y sepan encontrar soluciones. No todo es fácil, no siempre vamos a estar ahí para solucionarles todo.
Es muy importante que estimulemos la creatividad en nuestros hijos para que cuando sean mayores tengan esa capacidad desarrollada y puedan resolver problemas y plantear alternativas y soluciones por ellos mismos. La vida es una constante montaña rusa en la que nos encontramos tanto cosas buenas como cosas menos buenas. Con estas cosas menos buenas que nos encontramos seremos mucho más capaces de afrontar y de resolver si de pequeños hemos tenido la oportunidad de desarrollar nuestra creatividad. No sólo con las tareas que llegan del cole sino dejando que nuestros hijos imaginen, investiguen, toquen y experimenten. Si nos pasamos la vida negando todo lo que quieren hacer estamos reduciendo e impidiendo que desarrollen su capacidad para crear nuevas cosas.
Es verdad, es incómodo encontrarte el salón con todas las sillas por el medio y una manta encima sujeta por unas pinzas que según ellos es una casa para mascotas. Es mucho más cómodo ver las sillas colocadas en su sitio y tener esas pinzas localizadas para cuando tienes que tender la ropa. O es visualmente mucho más atractivo no tener el sofá con una fila de coches que simula una carretera, que tener el sofá recogido y con sus cojines colocados. Seguro que te suenan estas situaciones.
Es así, lo reconozco es “incómodo” y puede ponernos muy nerviosos e irritarnos ese “orden” suyo, pero es que negarles todo eso es negarles opciones para el futuro e impedir su desarrollo creativo.
Yo quiero que mis hijos sean creativos y para ello voy a darles oportunidades . ¿Cómo quieres que sean los tuyos?
Estas son algunas ideas para fomentar su creatividad:
-Preparar y compartir actividades en las que puedan desarrollar vocabulario y expresión como leer libros nuevos, de temáticas que no sean habituales que le despierten la mente. Con imágenes atractivas que sean novedosas para ellos.
-Apoyarles ante las dificultades que encuentren mientras ellos mismos buscan alternativas a esas dificultades y celebrar las soluciones que encuentren. ¿Para qué darles todo resuelto?, son capaces de hacerlo.
-Realizar actividades manuales. Dejarles libertad de crear y manipular. Darles espacio para que lo hagan.
-Hacer salidas y excursiones que estimulen sus sentidos, les motiven y les inviten a investigar. (Una salida al campo en la que se va contando una historia que ellos mismos van imaginando y construyendo….)
-Escuchar distintos tipos de música, distintos tipos de sonidos.
-No caer en la rutina y hacer cosas nuevas que despierten la curiosidad de los niños.
-Ofrecer confianza a nuestros hijos. Que sientan que confiamos en ellos. Sentir esa confianza les llevará a experimentar a ellos mismos. Cree y confía en tu hijo.
-Amplia las relaciones. Relaciónate con distintos grupos con los que normalmente te relacionas para que a tu hijo le permita ver nuevas perspectivas y conozca distintas versiones de la vida y distintos conceptos. Que abra su mente.
-Valorar su esfuerzo cuando realizan actividades. Apóyale positivamente.
Como padres tenemos una gran labor, estimular su creatividad que es parte de su educación.
No sobreprotejamos a nuestros hijos, son mucho más capaces de lo que pensamos para resolver situaciones, dejémosles hacerlo. No pasa nada si se equivocan. Es su proceso de aprendizaje.
Poniéndonos en el peor de los casos, ¿qué podría pasar si tu ya no estás?, ¿cómo saldría adelante tu hijo?.
Es una dura reflexión pero hay muchos casos reales de niños que pasan de tenerlo todo a no tener nada, solo inmensa soledad y desconcierto.
Somos sus padres, con nuestra propia vida, dejemos que nuestros hijos vivan la suya, que se equivoquen, que acierten, que caigan, que levanten, que sepan valerse por ellos mismos, que sean autónomos. Nosotros estamos ahí para apoyarles y para acompañarles, no para resolverles todas las situaciones.
Si desarrollan su creatividad serán mucho más capaces de salir adelante por ellos mismos.
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