Nuestras necesidades cambian
La principal razón por la que las relaciones fallan es el cambio en nuestras necesidades o la sensación de que nuestra pareja pueda satisfacerlas.
Cuando elegimos a una persona para tener una relación, nos atrae porque sentimos que satisface nuestras necesidades, sean las que sean en ese momento. Buscamos seguridad, intimidad, apoyo, autoestima, cariño, sexo, confianza, compañía… Y depende de nuestras experiencias anteriores y de nuestra etapa vital que le demos mayor o menor importancia a cada una de esas necesidades.
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Pasado un tiempo puede ser que el peso de esas necesidades cambien o incluso aparezcan nuevas mucho más importantes. También puede ocurrir que nuestra pareja deje de satisfacerlas. Cuando esto ocurre la relación entra en crisis.
El tener unas necesidades u otras no nos hace mejores o peores personas, tampoco determina nuestra calidad como individuos el hecho de ser capaz de satisfacer algunas y otras no. Es decir, que cuando tu pareja no logra satisfacer tus necesidades no lo hace con mala intención y no indica que sea peor que tú, ni mucho menos que te esté negando algo que mereces.
Además, es raro que nosotros mismos reflexionemos sobre estas necesidades, a veces porque nos parezca que es algo superficial. Así, tampoco verbalizamos lo que queremos para ser felices y nuestra pareja suele actuar en base a sus propias necesidades, da por hecho que necesitas lo mismo que él y eso es lo que trata de satisfacer. Piensa que tú también lo haces, asumes que tu pareja necesita lo mismo que tú y en la misma medida y actúas en consecuencia.
La influencia de nuestro entorno
Hay frases muy comunes entre las personas que nos quieren cuando escuchan nuestras historias de decepción y problemas de pareja. Frases como “tú vales mucho”, “no te merece” o “no sabe lo que se pierde”.
Lo cierto es que todos tratamos de hacerlo lo mejor posible con las herramientas que tenemos y una de esas herramientas es la comunicación: si no sabemos lo que la otra persona quiere difícilmente podemos actuar. Además, aun sabiéndolo, muchas veces podemos sentirnos incapaces de modificar nuestra conducta.
Esto puede hacer que una relación fracase y es una buena razón: se trata de que ambos sean felices y no hay porque estar sufriendo por no encontrar lo que deseamos en la otra persona. La clave está en no culpar a nadie, en no sentir que somos mejores que el otro y que no nos merece porque su calidad como persona es inferior.
Nosotros no somos perfectos
No olvides, además que esta situación puede darse en ambas direcciones y nosotros podemos no ser capaces en algún momento de satisfacer las necesidades de nuestra pareja.
Si no sabemos lo que la otra persona necesita, actuaremos asumiendo que pide lo mismo que nosotros y trataremos de satisfacerlo. Sin hablar del tema es fácil que nos equivoquemos y pongamos toda nuestra energía en darle el contacto físico que nosotros mismos necesitamos, cuando nuestra pareja se siente decepcionado porque no encuentra en nosotros el apoyo que necesita en ese momento.
No somos perfectos, aun sabiendo lo que el otro busca y necesita, podemos no tener los recursos para dárselo. Puede pedirnos más cariño y nosotros no saber dárselo, puede pedirnos apoyo en algo que no sintamos que podamos apoyar. Esto nos ocurre a todos porque somos humanos.
Si sabemos lo que queremos, merecemos encontrar las herramientas para lograrlo. Pero no debemos sentir que nadie nos debe nada, no merecemos que alguien nos haga felices, sino ser felices por nuestros propios medios encontrando en el camino a personas que nos acompañen.
No ser feliz en una relación siempre es un buen motivo para romper, pero guardar rencor y sentirnos infravalorados no siempre nos hace tener razón.
Fuente: es-us.vida-estilo.yahoo.com