Quiero fugarme.

Publicado el 29 junio 2013 por Torrens

Se celebró la Cumbre Europea con el resultado acostumbrado, es decir, nada de nada, porque dedicar 1.200 millones en 2 años a combatir el desempleo juvenil en toda la Unión Estúpida es como pretender apagar un gran incendio con un solo escupitajo, y posiblemente por eso Frau Merkel advirtió a los jóvenes que no tengan muchas esperanzas de encontrar trabajo. Se le olvidó añadir “mientras yo mande en la  Unión Estúpida”.

En el programa de Josep Cuní llevaron a cabo un ejercicio inteligente y muy revelador. En la cumbre de junio 2012 también se habló y se decidió hacer algo en relación con el crecimiento y la lucha contra el paro, intenciones que inmediatamente después de la reunión Frau Merkel se encargó de matar con premeditación y alevosía. El ejercicio que practicaron en el programa de Cuní fue comparar el texto de las conclusiones de la Cumbre de junio 2012 referidas al crecimiento y la lucha contra el paro, con el texto del mismo tema de la de junio de este año, y exceptuando unos pocos artículos, preposiciones y otros elementos gramaticales que no varían en absoluto el significado, ambos textos dicen exactamente lo mismo, es decir, nada de nada, pero prácticamente con las mismas palabras. Conclusión, los grandes e importantes gerifaltes de la Unión Estúpida, lo son tanto y tienen tan poco cerebro que no son ni siquiera capaces de variar de año a año la letra de la canción con la que nos toman el pelo.

La única novedad de esta Cumbre ha sido un cierto avance en la Unión Bancaria, pero una vez más a la medida exacta de los objetivos y pretensiones de Frau Merkel. Por un lado todavía no se inician ni tan solo los trabajos previos para la creación del supervisor común para toda la Unión Estúpida, porque a la Frau todavía no le interesa que metan las narices en los bancos alemanes, hasta que el proceso de limpieza de sus activos griegos, y de otras procedencias, traspasándolos a la Unión Estúpida a pesar de que el método ha más que doblado su importe, haya finalizado, entre otras cosas para que las jugarretas de Frau Merkel no sean tan evidentes. Pero, aunque no están aprobadas todavía, si se han establecido las condiciones para futuros rescates bancarios de forma que se evite al máximo la utilización de fondos públicos para reflotar bancos con problemas, cargando el peso de cualquier rescate primero en los accionistas, después en los tenedores de bonos y por fin en los depósitos superiores a 100.000 €. La medida me parece muy acertada, pero me habría parecido todavía mejor si se hubiese aplicado desde el principio de la crisis, algo parecido a lo que hicieron en Islandia. Si se hubiese actuado de esta manera desde el principio y al estallar la crisis de la deuda en Grecia Frau Merkel hubiese hecho lo correcto y aceptado la quiebra del país y el consecuente impago de su deuda pública, a los primeros bancos a los que se hubiese tenido que aplicar estas condiciones de rescate bancario habrían sido los bancos alemanes. En aquel momento la deuda pública griega tenía un volumen inferior a la mitad del actual, con la diferencia que la mayor parte de la deuda actual es soportada por la Unión Estúpida y el BCE mientras que la de entonces afectaba sobre todo a bancos alemanes. Tal como hizo con las necesarias medidas de austeridad y sus reformas, cuando ya ha casi pasado el peligro de que la medida afecte a Alemania, se aplican las medidas correctas a todos, pero en condiciones muy duras y con plazos muy inferiores y entorno mucho más complicado que cuando les toco hacerlo a los alemanes.

Si fuese alemán y el resto de Europa me importase muy poco votaría sin duda a Frau Merkel porque defiende los intereses de su país a codazos, patadas, puñetazos e incluso alguna puñalada que otra. Pero como no lo soy, lo que quiero es perder de vista cuanto antes a unos socios que son nuestro peor enemigo.

La Unión Estúpida dispone de los que probablemente son los mejores equipos técnicos de todas las organizaciones supranacionales existentes, formados por profesionales nada estúpidos y que por cierto nos cuestan una fortuna cada año, que eran y son perfectamente capaces de establecer planes económicos eficaces y a medida para la quiebra griega y para solucionar la situación de cualquiera de los países que han tenido problemas, sin condenarlos a la recesión, entre los que, de haber quebrado Grecia, se encontrarían los bancos alemanes, aunque fuese hacia el final de la lista de gravedad del problema. En vez de eso parieron condiciones generales  a lo café para todos mediante el absurdo politiqueo que tanto gusta a los jefazos de la Unión Estúpida, que han extendido la recesión como si de una metástasis de todo el continente se tratase, han hundido un país tras otro, y como aparte ser estúpidos tienen un ladrillo por cerebro no varían sus políticas a pesar que su fracaso ya está muchísimo más que demostrado y llega ya a afectar a alguno de los países que forman el club de los ricos como Holanda que empieza a tener problemas financieros serios a causa de la recesión, y Finlandia que está en lista de espera.

Algunos comentaristas dicen que las medidas son beneficiosas para mejorar nuestra competitividad y eficiencia y que con la Unión Estúpida se ha de tener paciencia porque después de muchos fracasos siempre se consigue algo positivo.

Estoy de acuerdo en tres aspectos, primero, nosotros somos los principales responsables de nuestros problemas porque no podíamos haberlo hecho peor, segundo, las medidas de austeridad y las reformas no solo son necesarias sino que en lo que a la austeridad se refiere nunca debimos olvidarla, y tercero, el mundo y el país que saldrá de esta crisis no tendrá nada que ver con el que entró en ella, y si es cierto que si hubiésemos hecho bien las reformas nuestra eficiencia mejoraría  y alejaríamos el peligro de volver a hundirnos solitos. Pero con lo que no estoy en absoluto de acuerdo es con el método seguido, en tiempos y formas,  la obsesión por conseguir en uno o dos años lo que Alemania hizo en más de 10 y sin encontrarse en una de las peores crisis de la historia, que especialmente en el caso de España ha impedido la salida de la crisis que podíamos haber conseguido con relativa facilidad dado el bajo nivel que al inicio de la crisis de la deuda tenía nuestro endeudamiento público, y tampoco estoy de acuerdo con reformas de cara a la galería pero que no modifican lo importante, como la recién inaugurada reforma de la Administración Pública española, y las que aprovechando lo del Pisuerga y Valladolid colocan medidas propias del liberalismo salvaje impuesto por la Unión Estúpida, a pesar de los desastres que lleva provocados, me cabrean medidas archiestúpidas como que un Presidente del gobierno que garantizó que no subiría los impuestos y ya lo ha hecho nueve veces, en una de ellas pegó una subida bestia del IVA que consiguió el efecto kafkiano de bajar los ingresos del estado en vez de subirlos por culpa del empeoramiento de la recesión causado por la subida del impuesto. Tampoco estoy de acuerdo con tener paciencia con la Unión Estúpida, ¿paciencia, para qué?, ¿para llegar a donde?.

Es cierto que en el pasado nuestra pertenencia a la Unión Estúpida ha sido un elemento decisivo para alcanzar un elevado nivel de desarrollo, pero las barbaridades impuestas por la misma Unión Estúpida desde que se inició la crisis me han transformado no solo en un euroescéptico sino en un prisionero que quiere fugarse cuanto antes, para huir del plan para la economía europea diseñado por el gobierno de Hitler, descrito por el profesor Savona tal como explicaba Lopez Burniol en el artículo adjunto a mi nota del 24 de junio, hasta el extremo que si la declaración unilateral de independencia de Catalunya conlleva la expulsión de la Unión Estúpida igual me apunto al independentismo.