Quiero que crezcas

Publicado el 26 noviembre 2013 por Kike Morey @KikinMorey

Querida Paule:

Hoy cumples tu primer año de vida pero me gustaría que hicieras tres o cuatro. Mis más remotos recuerdos provienen de esas edades. Me acuerdo, por ejemplo, cuando una tarde tu abuelo, el ingeniero Morey, me llevó a la Clínica Barton para visitar a tu abuelita Toña y ver por primera vez a tu tío Fito que acababa de nacer. Recuerdo también cuando jugaba en el jardín de casa con Doyan, el perro lobo que por entonces era más grande que yo y a quien no le tenía ningún temor. Me acuerdo de mi profesora de inicial, la miss Zoila, y de cuando aprendí a leer con el Silabario Peruano. Pero no tengo ningún rastro, más que el fotográfico, de mis primeros años por lo que asumo que tú tampoco los vas a tener.

Pero es que además, a pesar de haber crecido una barbaridad en todo este tiempo, todavía estás chiquita y no tienes plena conciencia de lo peligroso que pueden ser ciertas cosas como tocar todos los enchufes de la casa, coger cualquier objeto que te llame la atención para metértelo a la boca o intentar trepar a donde sea despreocupada de caerte o hacerte algún daño.

Si tuvieras más edad podríamos bajar caminando a la cafetería del pueblo los domingos para tomar desayuno. Yo aprovecharía para leer el diario y tú probablemente estarías contándoles tus sueños a los vecinos que desde ahora ya te están buscando conversación. También saldríamos con amatxu en bicicleta primero por las calles y los parques cercanos a casa y luego en cualquier ciudad que nos encuentre de vacaciones. Y con seguridad iríamos al cine a ver la última de película de Pixar y la comentaríamos después mientras comemos una enorme hamburguesa.

Pero también es cierto que si hoy tuvieras tres o cuatro años me habría perdido tantas maravillas que nos has hecho vivir hasta ahora: tu alegre sonrisa cuando te decimos “egun on” por las mañanas, tu cara de atención cuando hablamos por teléfono con la amama, la protección que sientes cuando abrazas con dulzura a tu mamá, la primera vez que me dijiste aita mirándome a los ojos, lo graciosa y formal que eres con la gente cuando salimos a la calle, lo traviesa y curiosa cuando revoloteas el salón de casa y una infinidad de situaciones más en las que has puesto el sabor y la frescura a nuestras, hasta ahora, corrientes biografías.

Quiero que crezcas, sí, pero a tu ritmo, tal cual lo vienes haciendo. Quiero que me sigas asombrando con cada paso que das, que nos emociones a tu madre y a mí con una nueva ocurrencia cada día y que veamos como dejas de ser una personita totalmente dependiente a alguien que se va apañando solita de a poquitos.

Feliz primer cumpleaños Paule. Eres lo más grande que me ha pasado en la vida y ya tendremos tiempo para hacer muchas pero muchísimas más cosas juntos. Prometo llenar de felicidad tus recuerdos más añejos.

Te quiere…

…tu Aita.


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