Revista Opinión

“¡Quiero seguridad”!, gritan los pijos de raza blanca en USA

Publicado el 11 agosto 2015 por Liberal

Os prometí hace tiempo que iba a escribir un artículo sobre el fenómeno conocido inglés como “gentrification” (aburguesamiento) de las grandes urbes en sus zonas antaño más marginales, violentas, negras y pobres. Este indeseable fenómeno socioeconómico se ha estado dando en todo Occidente. En España, ya sabemos lo que pasó en Chueca y Malasaña (Madrid) y también en Ruzafa y el Carmen (Valéncia). Pero donde más pronunciado se ve este proceso es en Nueva York. ¿Qué es la “gentrification”? En el caso americano particular, se refiere a cuando gente de clase media-alta, principalmente de raza blanca pero también asiática, se muda a barrios negros, subiendo el precio de la propiedad y los alquileres. En consecuencia, esto acaba expulsando a los antiguos residentes pobres y negros. No me gusta este proceso pero diré algo más: cuando esta gente sufre un delito violento en esos barrios, se indignan y se ponen histéricos. En mi opinión, gran parte de estos jóvenes que se mudan a los barrios marginales y los encarecen son niños de papá, privilegiados, que se hacen los modernos (hipsters se les llama aquí, antaño “yupis” en los años 80) pero en realidad, cuando se trata de sus privilegios (seguridad) son tremendamente reaccionarios. Piden que haya más detenciones, pero eso siempre se traduce a esto: “encerrad más a los varones de raza negra”. Claro, como son tan finolis no lo dicen así, pero en un país con tanta división racial, violencia pistolera brutal y una disparidad racial increíble en la población penitenciaria, se entiende de sobra. En este país, en la República de los Estados Unidos, hay decenas de ciudades peligrosas y tremendamente violentas. Todas tienen un rasgo común: mayoría de población de raza negra (Afro-americana). Hablo de ciudades como Newark, New Jersey, Camden, New Jersey, partes de Nueva York (las zonas más pobres como el Bronx, partes de Brooklyn y Queens), Baltimore, Maryland, Washington D.C., Atlanta, Georgia, Memphis, Tennessee, St.Louis, Missouri y Chicago, Illinois. Esas ciudades son de las más violentas de Estados Unidos, son ghettos marginales con grandísimos, tremendos y graves problemas sociales. Esas son las consecuencias de un sistema tan despiadado como es el neoliberalismo imperante de este país.

Yo llevo años criticando el proceso de “gentrification” porque sencillamente sigue consolidando el poder de las clases más pudientes, en su mayoría de raza blanca y asiática (especialmente coreano-americanos) sin prestar atención real a la igualdad. Los blancos “colonizan” estos distritos, compran casonas y los alquileres se disparan. Siempre surgen conflictos de convivencia. Un ejemplo famoso fue la “diatriba” interesante del negro Spike Lee contra los blancos en su antiguo barrio de Brooklyn. Entre otras cosas dice (siento si no entiendes la jerga afro-americana, pero no voy a traducirlo todo):

“Then comes the motherfuckin’ Christopher Columbus Syndrome. You can’t discover this! We been here. You just can’t come and bogart. There were brothers playing motherfuckin’ African drums in Mount Morris Park for 40 years and now they can’t do it anymore because the new inhabitants said the drums are loud. My father’s a great jazz musician. He bought a house in nineteen-motherfuckin’-sixty-eight, and the motherfuckin’ people moved in last year and called the cops on my father. He’s not — he doesn’t even play electric bass! It’s acoustic! We bought the motherfuckin’ house in nineteen-sixty-motherfuckin’-eight and now you call the cops? In 2013? Get the fuck outta here! Nah. You can’t do that. You can’t just come in the neighborhood and start bogarting and say, like you’re motherfuckin’ Columbus and kill off the Native Americans. Or what they do in Brazil, what they did to the indigenous people. You have to come with respect. There’s a code. There’s people.”

Traducción básica: “Estos blancos vienen con el síndrome de Cristóbal Colón. Hay hermanos negros que llevan más de cuarenta años tocando los tambores en el Parque Morric y ahora no lo pueden hacer porque los nuevos habitantes dicen que los tambores son muy ruidosos. Mi padre fue un gran músico de jazz. Compró una casa en 1968 y estos hijos de puta se mudaron el año pasado y le llamaron la policía a mi padre. No podéis hacer eso. No podéis venir al barrio y empezar a llamarle la policía a la gente como si fueras Cristóbal Colón cuando mató a los nativos americanos. Hay un código, hay gente”. Aquí hay un enlace en castellano con más detalle sobre la diatriba de Spike Lee.

Al margen de lo racial, es totalmente cierto que Nueva York ha cambiado radicalmente desde los años 70. Ya no es aquella ciudad interesante aunque violenta de los 70 y 80. Ha venido una horda de niños ricos de otras zonas de USA a encarecer los alquileres, cambiar el carácter de la ciudad y hacerlo todo “más amable”, con sonrisita falsa, sucursal bancaria y Starbucks en cada esquina. Este proceso ha expulsado poco a poco y sin disimular a la clase media y baja de la ciudad. Algunos aquí dicen algo que yo también veo: “Nueva York ha perdido su alma”. Antaño, era una ciudad de inmigrantes europeos, judíos y de afro-americanos. Ahora es una ciudad que pretende ser exclusivamente para los que tengan excelente crédito y cuentas bancarias muy bien alimentadas.

Ahora ves a madres blancas (y adineradas) empujando carritos de sus bebés como si fueran joyas interesantes, muchísima normativa urbana anti-ciudad, anti-ocio, todo ahora parece como bien dijo un comentarista crítico cuyo nombre no recuerdo ahora mismo, “han convertido a Nueva York en un centro comercial caro de zona residencial blanca y aburrida”.

Mientras pensaba en todos estos temas, me enviaron este polémico artículo, escrito por una mujer blanca, de clase media-alta y lesbiana viviendo en la muy negra ciudad de Baltimore, estado de Maryland. Baltimore es ahora mismo una de las ciudades más violentas y peligrosas de EEUU. Menciono lo de “lesbiana” porque la autora también lo aclara para demostrar que no es una mujer conservadora. Pero aún así, veo que en toda la sociedad blanca, como ocurre entre españoles, existe la infección de ideales aburguesados que inevitablemente impregnan o incluso envenenan el discurso, por muy buenas intenciones que se tengan.

Voy a centrarme hoy en su artículo.

Se puede entender perfectamente por qué su artículo circuló rápidamente en la red y provocó tanta polémica a su favor y en contra. Si miras ahora mismo en “San Google”, verás notícias realmente inquietantes sobre la violencia y delincuencia diaria que sufren en Baltimore. No solo roban a las víctimas, sino que en muchos casos le pegan un tiro igualmente y las asesinan. Ha habido casos muy sonados de víctimas blancas asesinadas con crueldas y ensañamiento solo porque los jóvenes ladrones querían robar y el blanco que vive en determinados barrios, generalmente de familias acomodadas, es un “blanco fácil”…nunca mejor dicho. Hay vídeos también de un turista blanco que se perdió en el “St.Patrick’s day”, se metió en el barrio equivocado con un reloj caro, borracho, y una turba de negros le robó y le golpeó en la cabeza. En nuestras sociedades racistas, esos vídeos sirven para decir cosas racistas como “mira como se comportan los monos en la selva, son animales salvajes”, “hay que matarles a todos”, “los negros son una lacra social en el país”, etc, etc…sin distinguir la gran oleada de violencia que hay en zonas rurales y blancas, conocidas como el “gueto blanco”. Es más fácil no distinguir entre “negro” y “gueto”, meterles a todos en el mismo saco, pues eso vende más en la prensa sensacionalista.

A diferencia de muchos españoles, yo he trabajado mano a mano con negros (y he ido a dar clases de Matemáticas en su día al Bronx)…a un colegio masculino de negros. Conozco mucha de las inquietudes que tienen como colectivo y una de sus obsesiones, debido a siglos de marginación es el “respeto”. Si interpretan que les estás faltando al respeto, pueden incluso hasta matarte. No voy a entrar en valoraciones morales ni críticas, solo digo que así es la situación aquí.

La autora blanca y lesbiana del artículo se llama Tracey Halvorsen. Es obvio que siente mucho miedo viviendo en Baltimore, después del asesinato de su vecina blanca durante un robo en su propio domicilio cometido por dos jóvenes de raza negra (de 14 y 16 años respectivamente).

Dice ella:

“Estoy cansada de estar rodeada de drogadictos”. “Estoy cansada de mirar a todos estos chavales de 11 años como ladrones potenciales, atracadores, asesinos mientras voy a mi casa a pie desde mi despacho”.

Halvorsen no quiere irse de Baltimore. Ama a sus vecinos, le encanta pasear por su barrio y ver “toda la diversidad racial” existente.

Aún así, ella dice que “no se puede ignorar la delincuencia en Baltimore”.

Ella le echa la culpa a los líderes políticos de la ciudad, dice que “ya contribuyo pagando impuestos, administrando una empresa, denunciando actividades sospechosas y mantengo mi propiedad limpia, arreglada y decente, dejando la luz encendida en el porche toda la noche”.

Y, de repente nos dice esto:

“Sólo sé que donde hay más POLICÍA (énfasis mío), hay menos delincuencia. Cuando la gente es detenida por tirar basura, o reunirse en la calle o estar borracho en público, llevan su mierda a otros sitios. Sé que esto igual es reaccionario y no resolverá todos los problemas, pero estoy desesperada para algún tipo de ayuda. Quiero sentirme segura”.

La verdad es que los horribles crímenes que han ocurrido en barrios “bien” o más o menos bien de Baltimore son excepcionales. En el resto de Baltimore, en el Baltimore pobre y negro, son una ocurrencia diaria, frecuente y casi irreversible.

El “otro Baltimore” (supongo que a ese se refiere cuando dice aquello de llevar su mierda a otros sitios) y de donde vienen lo que ella llama “ellos”) ha estado aterrorizado durante décadas. Ese otro Baltimore es casi totalmente negro. Hay mucha pobreza; pero también mucho trabajador sobreviviendo el día a día, intentando que sus hijos reciban una buena educación y no se dediquen a la delincuencia callejera. Sí, hay mucha delincuencia en esos barrios pero también mucha gente que ha sufrido esa violencia toda la vida.

Entiendo lo que Halvorsen dice y también el coro del “sí” en las redes sociales a su favor, especialmente de los blancos. Sin embargo, su escrito puede empeorar las cosas.

No es nada fácil hablar del “privilegio blanco” (en USA esto se refiere a que los blancos siempre tienen el beneficio de la duda en un sistema institucionalmente racista) ante tantos delitos como los que denuncia Halvorsen, cuando mueren víctimas inocentes de forma tan absurda y cruel. Comprendo que Halvorsen en realidad teme acabar muerta.

Sin embargo, en casi todos los casos de víctimas blancos, se ha podido recaudar mucho dinero, unidad familiar, recursos de todo tipo que un negro víctima de la delincuencia JAMÁS tendrá. Halvorsen dice que la alcaldesa de Baltimore (negra) es responsable, diciendo que ignora la delincuencia. Pero la gente pobre en otros barrios de Baltimore también están enfadados y dicen que los barrios como los de Halvorsen obtienen todos los recursos mientras que las zonas marginales se las deja a su suerte.

Pero lo que quiere Halvorsen en realidad es lo que aquí se conoce como ““tolerancia cero”. Baltimore ya intentó eso en el pasado; en el año 200, más de 100.000 personas fueron detenidas. Más detenciones se traducen a más disparidades raciales, siempre evidentes en las detenciones por tráfico o posesión de drogas. De hecho, la ley federal ya dice que este problema existe y amenaza con retirar financiación a los estados que siguen deteniendo a más minorías raciales por droga. Estados Unidos, debido entre otras cosas a su terrible sistema desigual en lo económico, tiene un gran porcentaje de drogadictos y la mayoría son de raza blanca, no negros.

Más detenciones NO va a detener la delincuencia en esas ciudades negras y tampoco obviamente reducirán las desigualdades que son el verdadero ORIGEN de la delincuencia.

Todos los privilegiados suelen hablar de la “delincuencia” y los negros. Eso es lo que vende en una sociedad desigual. Ya va siendo hora de hablar de la DESIGUALDAD imperante si de verdad somos serios y queremos reducir la delincuencia, la violencia y la marginación tan brutal en países como EEUU. No se puede esclavizar a una raza durante dos siglos, liberarlas luego dejándolas a su suerte como si no existieran o incluso discriminándola legalmente hasta hace 40 años y pensar que no haya ninguna consecuencia o secuela.


“¡Quiero seguridad”!, gritan los pijos de raza blanca en USA

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