Quince de Mayo punto com

Publicado el 25 mayo 2011 por Rbesonias

Le sucedió al Mayo del 68; acabó convirtiéndose en un eslogan publicitario y en el icono de una generación descontenta con sus padres y gobernantes. ¿Correrá igual suerte (salvando las distancias) el movimiento 15-M? Ya sé, no son los mismos tiempos, la misma juventud, la misma coyuntura socioeconómica. Sin embargo, sí podemos reflexionar acerca de la facilidad con la que los medios y la clase política se adueñan de cualquier movimiento popular que obtenga un mínimo de relevancia mediática, fagocitando en parte la esencia de su discurso primigenio.
El movimiento 15-M se define como plural y asambleario; pretende representar las múltiples voces de quienes deseen hablar y debatir en calles y redes sociales sus puntos de vista acerca de la vida pública. No existe, como en Mayo del 68, una generación joven con un ideario intelectual o ideológico predefinidos, ni tampoco una fractura significativa entre ellos y la generación precedente. Sin embargo, sí podríamos decir que la cultura digital ha establecido una frontera intergeneracional
explícita que afecta no solo a la forma en la que se accede a la información, sino también a su manera de procesarla y compartirla. Esta diferencia podría parecer a priori un hecho irrelevante, pero si lo miramos más de cerca, será desde ahora el canal privilegiado de comunicación entre la ciudadanía y sus representantes, y no los mítines o los debates televisados. Los jóvenes que protagonizan el movimiento 15-M ya no leen prensa en papel y cada vez ven menos televisión. Su acceso al mundo se vehicula a través de la red, repartido en múltiples fuentes y con una semántica poliforme. Este modelo de conocimiento y comunicación es casi una entelequia para buena parte de la población digital no nativa, es decir, para la mayoría de nuestros representantes políticos.
Ahora bien, la red es un medio que, pese a su flexibilidad y inmediatez, puede ser un instrumento idóneo para la manipulación ideológica y la venta de discursos y productos prefabricados. Por ahora, la clase política no ha sabido aprovecharse de internet para acercar a los ciudadanos su mensaje, pero es de esperar que en el futuro esta deficiencia se aminore, más aún a raíz del cariz que han tomado las manifestaciones del movimiento 15-M. Mientras este movimiento siga manteniendo su carácter plural, horizontalista y multideológico, podrá asegurar su independencia y supervivencia en la red. Aunque es de esperar que la izquierda española intente desde hoy aprovechar el tirón mediático de este movimiento ciudadano para arrimar leña a su fogón. La derecha, por su parte, ha decidido estigmatizar a este movimiento, tildándolo de sucursal izquierdosa, llegando incluso a declarar ilegal el ejercicio de su libertad de expresión. Esta actitud autista puede, de cara a las primarias, costarle una buena parte del electorado desencantado que haya ganado en las municipales y autonómicas.
De cara a los próximos comicios, el nuevo modelo de campaña electoral se cocerá en la red. Aquellos partidos que quieran hacerse entender, deberán hacerlo contando con este cambio de paradigma comunicativo. Por otro lado, la nueva ciudadanía digital deberá, a su vez, estar alerta para que la red no acabe convirtiéndose en otro coto privado controlado por partidos y mercados. Por ahora, el tanto se lo ha apuntado la ciudadanía, ganando con ello la calidad de nuestra democracia y augurando un aumento de la participación de la sociedad civil en los asuntos públicos desde la presión dentro de redes sociales y calles. Los sindicatos tradicionales deberían tomar nota. No es de extrañar que en un futuro este modelo de protesta sea el que más aforo genere, dejando las formas tradicionales de disenso como un mero capítulo en los libros de Historia.
Ramón Besonías Román