“Magnificent” (Magnífico) es una de las mejores canciones de U2, un tema que nos estremece de su último trabajo, “No line on the horizon”. Magnífico es el vino que hoy os quiero descubrir, Quinta Mazuela 2007. Bono,cantante de U2, susurra en este delicioso tema: “Sólo el amor puede dejar una marca”. Y eso es lo que hace Quinta Mazuela 2007 en nuestro paladar, al pasar atrevido y armonioso por nuestra boca: despertar nuestro amor, dejar una marca en nuestro recuerdo, una marca seguramente inolvidable.
Quinta Mazuela 2007 es merlot (50 %), cabernet sauvignon (40 %) y syrah (10 %), y como una buena banda de pop-rock donde cada instrumento sabe cómo debe interpretar una canción, cada variedad de uva sabe cuál es su rol en el vino, componiendo un todo melodioso y elegante.
Unas uvas que ensayan su partitura, reciben su sustento de los empobrecidos suelos de Cariñena; la merlot y la syrah se localizan en las estribaciones del Sistema Ibérico, a una altura de 650 metros, suelos de sustrato rocoso, que sin duda alguna aportan esa sensación de paso fresco, profundo en la boca. La cabernet sauvignon la localizamos en la llanura aragonesa, en un suelo formado por guijarros de depósitos aluviales. Una uva que, gracias al mimo con la que es tratada durante todo el año, y a la vigilancia continua que recibe cuando se acerca la vendimia (realizada en el 2007 en la segunda mitad de septiembre) nos encontramos con un vino que, aromáticamente, nos trae gratos recuerdos de frutos rojos del bosque, y unas notas especiadas realmente agradables, un vino de seductora y cautivadora complejidad aromática.
Notas perceptibles en la boca, donde Quinta Mazuela 2007 se hace arrebatador y aristocrático a la vez, donde expresa todo su tentador encanto. Porque a ese paso fresco que antes señalaba, hay que añadirle su transitar aterciopelado. Los instrumentos de la banda se muestran afinados y solemnes, tocando las notas justas para sentir su acidez, aparente y vivaz, los taninos, maduros y convincentes, redondo y muy expresivo en sus melodía; un vino de prolongado recuerdo final, de presencia frutal y un sutil final amargoso ciertamente atractivo.
Una pequeña joya que hizo la crianza durante 10 meses en roble francés Allier, y del que sólo se han producido 5700 botellas (la que a mí me sedujo es la 3005, bendita botella!!)
No quiero que mis palabras nos puedan llevar a equívocos o falsas interpretaciones: no hablo del mejor vino del mundo; no hablo de tops; hablo de vinos que están al alcance de todos los mortales, vinos que podemos disfrutar en cualquier momento, vinos que podrán emocionarnos sin necesidad de estar ahorrando varios meses, o esperando a la feria X para que podamos mendigar 1 ml de esa exquisitez que se llama ¿¿200 €??.
DOS APUNTES SOBRE EL PROYECTO QUINTA MAZUELA
Quinta Mazuela no es una bodega como tal, es el proyecto personal, la pasión oculta de una aventurera, de una mujer inquieta, Silvia Tomé; una aragonesa que dejó su sello y su amor por la tierra en algunos vinos, hoy ampliamente alabados, como los vinos de Bodegas Victoria (Longus o Dominio de Longaz) y que hoy está centrada en su sueño personal, Quinta Mazuela.
Quinta Mazuela tiene, en manos de Silvia, menos de 7 hectáreas de viñedos, algunos tan consentidos como Finca Encinacorba, menos de media hectárea de garnacha de más de 75 años de la que brota Luna de Agosto, una elixir que nos visitará en próximas fechas.
Viñedos trabajados con la mínima intervención humana, dejando que la sabiduría natural deje su sello en cada zarcillo, en cada inflorescencia, en cada racimo. Añadas que marcan los vinos y que señalan cuando no deben ser elaborados, porque las condiciones climáticas no han dado una buena cosecha. Así ocurrió en 2006, la que se suponía que iba a ser la segunda añada del proyecto Quinta Mazuela.
El primer vino que embotelló Silvia Tome fue la añada 2005, un coupage de tempranillo (60 %) y merlot (40%) que ya apuntaba el camino de la bodega. Quinta Mzuela 2005 refleja aromas que nos trasladan recuerdos de fruta negra compotada, mermeladas ciertamente licorosas y sutiles recuerdos especiados. Un vino que apunta hacia la complejidad de nariz que descubrimos en su hermano de 2007, conjunción donde son apreciables las notas balsámicas y ligeras expresiones de hierbas aromáticas de sotobosque.
Un vino, Quinta Mazuela 2005, con temperamento, que en boca se muestra franco, donde la uva tempranillo se exhibe sincera, un vino equilibrado en su dualidad acidez-tanicidad, y con un paso muy, muy redondo.
Quinta Mazuela juega con lo mejor de cada añada, sin cánones preestablecidos ni ataduras preconcebidas; la única obsesión de Silvia Tomé es presentar vinos singulares, frescos y elegantes. Por ello, Quinta Mazuela 2008 coquetea con la petit verdot (30%), sacando de la formación a la cabernet sauvingon. Sigue en su rol solista la merlot (40 %) y cobra protagonismo la syrah (30%). Pero este será otro disco, otra canción, otro momento, otras sensaciones…