En principio la idea no puede resultar más atractiva, sin embargo, y discúlpenme la osadía, uno salió algo decepcionado del concierto que el pasado sábado el madrileño ofreció en el Auditorio Victor Villegas de Murcia.
Y más allá de la subjetividad que pueden dar los estados de ánimo y las apetencias puntuales, hay algo que tengo claro: de la casi decena de actuaciones del señor González que he tenido el placer de disfrutar ésta es la que peor sabor de boca me ha dejado. De lejos.
Y eso que el comienzo fue alentador. Reloj de plata con Quique al piano, precioso, por cierto, enlazando con Discos de antes. Pero el problema no fueron las canciones. Las tiene de todos los colores y todas de un nivel de notable en adelante. Sin embargo, aquello no acabó de sonar lo cálido que uno esperaba. La guitarra sonó algo baja, la voz algo alta y el sonido del contrabajo oscilaba entre lo excesivo y lo inapreciable.
El repertorio, el habitual a lo largo de esta gira. Muy celebradas Fito, Ayer quemé mi casa o Rompeolas. Como curiosidades más notables, la versión ralentizada de Hoy puede ser un gran día del maestro Serrat, la de La casa cuartel de Kiko Veneno y These days de Jackson Browne, que ya adaptó al castellano Enrique Urquijo.
Lo dicho, siempre es un gran plan sentir de cerca las canciones de este genio pero, para un servidor, ésta vez el show no estuvo a la altura de las expectativas.