Quisiera hablar de Smerdiakov, Jean Genet

Publicado el 14 diciembre 2014 por Kim Nguyen

Con la psicología, lo hace muy bien: en vez de dar, como en sus demás novelas, una sola explicación seria de los móviles, Dostoievski dará también la explicación contraria: resultado, cuando se lee todo, personajes, acontecimientos, todo era eso y lo contrario, sólo queda un picadillo. Comienza la alegría. La nuestra y la del novelista. Después de cada capítulo queda claro: ya no queda nada de verdadero. Entonces aparece un nuevo Dostoievski: hace el bufón. Se divierte dando una explicación positiva de los acontecimientos y luego, sin duda advirtiendo que en la novela la explicación es cierta, propone la explicación contraria.
Magistral humor. Juego. Pero descocado porque destruye la dignidad del relato. Es lo contrario de Flaubert que sólo ve una explicación y es lo contrario de Proust que acumula explicaciones pero nunca demuestra que la explicación contraria es admisible.
¿Habré leído mal Los hermanos Karamazov? La leí como una chanza. Dostoievski destruye lo que se consideraba, hasta ese libro, la obra de arte  con afirmación, dignamente.
Me parece, tras esa lectura, que cualquier novela, poema, cuadro o música que no se destruya, quiero decir que no se construya como un juego pim-pam-pum del que sería uno de los muñecos, es una impostura. Se habla mucho en estos últimos años de la risa de los dioses. La obra de arte construida sólo sobre afirmaciones nunca negadas es una impostura que oculta algo más importante. Franz Hals debió de reírse mucho con Las regentes y Los regentes. Rembrandt también, con la manga de La novia judía. Mozart componiendo su Misa de Réquiem e incluso Don Juan. Todo les estaba permitido. Eran libres. Y Shakespeare con El Rey Lear. Tras haber tenido talento y genio, conocen algo más raro: saben reírse de su genialidad.
¿Y Smerdiakov? Porque los tres hijos Karamazov son cuatro. El tierno, el cristiano Aliocha no dice una palabra, no hace un solo gesto que indique que aquel criado es su hermano.
Quisiera hablar de Smerdiakov.

Jean Genet
Texto escrito en una fecha indeterminada (entre 1975 y 1980),
entregado a ediciones Gallimard en 1981
y publicado en
La NRF en octubre de 1986

Foto: Jean Genet