Ninguna de las reuniones realizadas durante el fin de semana por los líderes europeos terminó con un plan concreto para enfrentar la crisis del euro y, una vez más, todo fue postergado hasta el miércoles. Es decir que quedan 48 horas para detener la bomba de tiempo de la deuda europea que puede desencadenar el tan previsto efecto dominó.
La crisis del euro está muy lejos de resolverse y los líderes europeos se han encargado de demostrarlo y acrecentar las tensiones. A las disputas entre Angela Merkel y Nicolas Sarkozy por el rol del BCE en el tratamiento de la crisis (si debe o no seguir prestando e imprimiendo dinero), se sumó este fin de semana la rabieta de David Cameron, que acusó a los líderes europeos de estar llegando “a una situación escalofriante”, algo que Sarkozy respondió de inmediato llamándolo a “no inmiscuirse con los asuntos del euro”.
El tiempo pasa y aún no hay cura para la enfermedad principalmente porque los líderes niegan su naturaleza y no aceptan que esta es una crisis crónica. Paralelamente, el resto del mundo se angustia y teme un recrudecimiento de este declive que desate una nueva crisis mundial. Incluso China, un país que se había mantenido al margen de las presiones, pidió a Europa acciones concretas frente a la crisis, sumándose a las incesantes presiones realizadas por Estados Unidos.
Estos momentos de gran tensión demuestran que tras 20 meses de reuniones y de falsas soluciones por parte de los dirigentes europeos, se adoptará la acción que debió hacerse desde un comienzo: condonar la deuda griega. Si en esos momentos se hubiese decidido habría bastado una quita del 30% o 40%. Hoy hablamos de una quita del 70% de la deuda griega, lo que llevará inevitablemente a la caída de la primera ficha del dominó europeo.
El problema es que sea por la vía del impago o por la vía del perdonazo, los bancos no están en condiciones de hacer la pérdida dado su abultado nivel de apalancamiento. Por tanto nuevamente los países deberán asumir las indeseables políticas de rescatar a la banca con el dinero de los contribuyentes.
El dinero público será necesario porque ni todo el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF), que actualmente es de 440 mil millones de euros y que sólo estará disponible a partir del año 2013, puede cubrir el gran agujero creado por la banca. Los requerimientos para desapalancar al sistema financiero y ayudarle a soportar las pérdidas superan los 3 billones de euros, es decir casi todo el PIB de Alemania y un quinto del PIB de toda la UE. Es una cifra desmedida e imposible de contener, de ahí el recrudecimiento de las tensiones.
La caída de la primera ficha del dominó puede también implicar la salida de Alemania del euro, que encubriría esta salida mediante la implantación de un esquema euro de dos clases: clase A (para los países más ricos y superavitarios del norte) y un euro clase B, para el resto, como he planteado en Las opciones para resolver el caos financiero: ¿quien debe salir de la eurozona?
El punto está en que se juega contra el tiempo y han pasado 20 meses de acción sin resultados. A menos que se considere resultados los famélicos datos de empleo, crecimiento y desarrollo, tanto de los últimos meses como de los que están por venir.
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Artículo publicado en El Blog SalmónUna mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización