Quo vadis, Juli

Por Malagatoro

“El Juli” el pasado Domingo de Resurrección en la Malagueta


“El Juli se manifiesta como un hombre hecho y derecho, maduro y comprometido, y con las ideas claras. Es, además, un torero de una pieza, primera figura indiscutible, y así se le reconoce y respeta. Pero sus declaraciones hacen aguas por todas partes. Y están anegadas de verdades a medias e incomprensibles silencios.

Primero, ¿qué es y qué defiende el G-10? ¿El propio Juli o alguno de sus compañeros tendrían la amabilidad de contar alguna vez qué es lo que pretenden y cuáles son sus condiciones?

Pero hay algo más incomprensible: si El Juli es el único torero represaliado de verdad por los empresarios, ¿cómo se explica que no cuente con la solidaridad de sus compañeros? A fin de cuentas, sufre un castigo por defender los intereses del colectivo. Así las cosas, o los toreros son los seres más egoístas y despreciables de este mundo o alguien está mintiendo con descaro.

Segundo: El Juli critica al ‘sistema’ (conjunto de personas, relaciones e intereses que manda y decide en la fiesta de los toros), pero olvida que él ha sido sistema durante muchos años, y se ha beneficiado de las prebendas de quienes pueden elegir plazas, toros, compañeros, honorarios, etc. El Juli ha sido y es protagonista principal de la decadencia actual, y él ha permitido que su apoderado eligiese impresentables y podridas corridas de toros para plaza tan importante como las Ventas, por ejemplo. ¿Qué no habrá elegido para plazas de menor responsabilidad?

Tercero. Si pretende dejar el toreo mejor que lo encontró, su tarea está clara: que denuncie todas las tropelías, manipulaciones, fraudes, engaños y sinvergonzonerías que tanto abundan en el mundo de los toros. Que lo defienda sacrificándose por el imperio de la verdad y la pureza; que se convierta en el líder de una revolución pendiente; que se ponga manos a la obra y haga lo que no se atrevido a hacer ningún torero en la historia. Bueno, Antonio Bienvenida denunció el afeitado y aún se lo están reprochando…

Y cuarto. El Juli es una gran figura, pero hay modos y maneras para erigirse en un personaje histórico. Triunfando con suficiencia con las ganaderías comerciales actuales no pasará de ser un gran torero de la modernidad. Para pasar a la historia hay que ser un revolucionario, y ese mérito se alcanza, por ejemplo, con gestas epatantes. Reducir su ausencia de San Isidro a una guerra de cifras sobre sus honorarios entre su apoderado y la empresa Taurodelta no parece lo más inteligente ni edificante. Hace unos días, se ha publicado que Belmonte mató 82 toros de Miura a lo largo de su carrera. ¿Comprenderán las figuras de hoy por qué Belmonte es, entre otras razones, una leyenda?”.

Del post de Antonio Lorca “Quo vadis, Juli” en el blog “Primer Aviso”