Rodeada de bellos jardines con aves cantoras y un ejército de simpáticas ardillas las piedras hablaban de otros tiempos poderosos y de mezcla de estilos arquitectónicos donde se podían apreciar bellas columnas de templos hindúes y jainistas.
Por la tarde volvíamos al caos circulatorio del centro pero para sumergirnos en otro rincón de paz. El templo principal de los Shikh en la capital del país: Gurdwara Bangla Sahib.
Los hombres sikhs intimidan con su presencia al ser más fuertes que la mayoría de sus conciudadanos, tienen largas barbas y un llamativo turbante que cubre el pelo que nunca cortan.
Además siempre llevan una pequeña daga cruzada que confirma sus orígenes guerreros. Una religión que bebe del hinduismo y del Islam abierta a los viajeros donde la espiritualidad, la música y la paz crean un ambiente que no te deja escapar fácilmente.