martes, 25 de marzo de 2025

Hallan un buitre de 30.000 años fosilizado en ceniza volcánica con plumas preservadas en 3D: el fósil revela un tipo de conservación nunca antes visto

 Un fósil de buitre hallado cerca de Roma ha revelado un tipo de conservación de tejidos blandos completamente nuevo, gracias a un mineral volcánico que actúa como un calco microscópico.

En las colinas volcánicas al sureste de Roma, donde la tierra humea y el tiempo parece haberse detenido, un buitre quedó atrapado para siempre en el abrazo de un volcán. Lo que parecía otro fósil más del Pleistoceno terminó siendo uno de los hallazgos más insólitos de la paleontología moderna. No por el animal en sí —un buitre leonado común, de hace unos 30.000 años— sino por cómo ha llegado hasta nosotros: con sus plumas aún visibles, tridimensionales, intactas hasta el nivel microscópico… gracias a un mineral volcánico que jamás se había visto implicado en este tipo de conservación. Este hallazgo —que pasó desapercibido durante más de un siglo desde su descubrimiento original en 1889— ha sido reinterpretado con tecnologías modernas y ha dado lugar a un artículo publicado en la revista Geology. Pero más allá de los tecnicismos científicos, lo que realmente ha captado la atención de la comunidad paleontológica es que este fósil no debería haber estado tan bien conservado. No en cenizas volcánicas, al menos. 

Un fósil rescatado del olvido… y de la lava

El fósil fue hallado hace más de 130 años en los Colli Albani, un complejo volcánico dormido a unos 20 kilómetros de la capital italiana. En aquel momento se reconoció su buen estado, pero muchos de sus restos se perdieron con el tiempo. Solo recientemente, un equipo internacional ha recuperado lo que quedaba del ala y la cabeza del ave, y lo ha sometido a un análisis minucioso. Lo que descubrieron no solo ha revolucionado la forma en la que entendemos la fosilización, sino que también ha abierto una puerta inesperada para futuros hallazgos.

La mayoría de fósiles con tejidos blandos bien conservados proceden de sedimentos acuáticos, como limos de lago o fondos marinos anóxicos, donde el oxígeno escasea y la descomposición se ralentiza. En ocasiones, las plumas se encuentran atrapadas en ámbar. Pero en este caso, el animal no fue sepultado en un lecho de agua, ni atrapado por resina. Fue sepultado por una nube de ceniza volcánica. Y no una cualquiera: una lo suficientemente fría como para no carbonizar los tejidos, pero lo bastante rica en minerales como para iniciar un proceso de conservación excepcional. 

Zeolitas: el guardián inesperado


Lo más llamativo del hallazgo es la naturaleza del material que ha permitido la conservación: un tipo de mineral conocido como zeolita, formado por la alteración del vidrio volcánico en contacto con el agua. Hasta ahora, estos minerales se conocían sobre todo por sus aplicaciones industriales (desde detergentes hasta purificación de agua), pero jamás se había documentado que pudieran replicar estructuras biológicas con tal nivel de fidelidad.

En el fósil del buitre, las zeolitas no solo rellenaron el espacio que dejaron las plumas al descomponerse. Reemplazaron las células una a una, preservando incluso microestructuras internas como los melanosomas, que son orgánulos responsables de los pigmentos del plumaje. Es decir, no estamos ante una simple impresión en roca, sino ante un verdadero calco tridimensional del tejido original.

Este tipo de fosilización, hasta ahora desconocido, podría explicar por qué algunos fósiles aparecen sorprendentemente bien conservados en ambientes que antes se consideraban hostiles para la materia orgánica. Y pone sobre la mesa una pregunta inevitable: ¿cuántos fósiles de este tipo han pasado desapercibidos en cenizas volcánicas de todo el mundo?

Un instante congelado tras la erupción

El estudio reconstruye un escenario dramático y fascinante: el buitre, probablemente sorprendido por una erupción repentina, quedó atrapado en una nube de ceniza —un flujo piroclástico de baja temperatura— que lo sepultó casi al instante. A diferencia de lo ocurrido en Pompeya, donde los cuerpos humanos fueron incinerados por temperaturas extremas, este depósito fue lo suficientemente suave como para preservar no solo la forma del cuerpo, sino detalles tan finos como los bordes de las plumas y la piel del párpado.

Después de ser sepultado, el agua de lluvia empezó a filtrarse entre las capas de ceniza. En ese entorno húmedo y rico en sílice y aluminio, se dieron las condiciones químicas para que se formaran las zeolitas, que poco a poco fueron sustituyendo el material orgánico sin destruir su estructura.

Este proceso podría haber ocurrido en cuestión de días o semanas tras la muerte del animal. Una velocidad que choca con la idea tradicional de que la fosilización requiere millones de años.


Reescribiendo la historia de la fosilización

La implicación más profunda de este hallazgo es que la fosilización puede ser mucho más diversa de lo que creíamos. Hasta ahora, los paleontólogos han centrado su búsqueda de tejidos blandos en ambientes acuáticos o en ámbar. Pero si la zeolitización puede preservar plumas, ¿qué otras partes del cuerpo —órganos internos, piel, escamas— podrían haberse conservado en depósitos volcánicos similares?

La investigación sugiere que ciertos yacimientos volcánicos ricos en ceniza y alterados por el agua podrían ser minas de oro paleontológicas aún por explorar. De hecho, se están reconsiderando muestras antiguas almacenadas en museos, que podrían esconder tejidos conservados de forma inadvertida.

Más allá del hallazgo en sí, el fósil del buitre de los Colli Albani representa un cambio de paradigma. Si la ceniza volcánica puede actuar como un conservante de tejidos blandos bajo determinadas condiciones, el mapa mundial de la paleontología podría cambiar. Regiones volcánicas antes descartadas como yacimientos de huesos podrían convertirse en clave para entender la evolución de las aves, los dinosaurios o incluso los mamíferos.

La lección inesperada de un buitre

No deja de ser irónico que un animal carroñero, cuyo oficio es el de limpiar el paisaje de muerte, se haya convertido en uno de los fósiles más vivos que hemos encontrado. Gracias a una combinación fortuita de ceniza, agua, tiempo y química, hoy podemos contemplar sus plumas como si acabara de alzar el vuelo.

Este buitre congelado en ceniza no solo nos habla de su propia historia, sino de un proceso geológico que nadie había documentado, y que ahora podría cambiar lo que sabemos sobre cómo se guarda la memoria de la vida en la roca.

Doble amanecer el 29 de marzo por eclipse solar

 La trayectoria del fenómeno recorrerá zonas ubicadas en el noreste continental, con niveles de ocultación que superarán el 80% en puntos específicos del litoral atlántico. 

El sábado 29 de marzo de 2025 se producirá un eclipse solar parcial visible en regiones de América del NorteEuropa y el norte de África. En Estados Unidos, el evento será perceptible desde varios estados del noreste, especialmente durante el amanecer, momento en que el Sol ya estará parcialmente cubierto por la Luna en su ascenso sobre el horizonte. Según la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el eclipse parcial comenzará antes de la salida del Sol en América del Norte, generando un efecto visual en el que el astro aparecerá como una media luna. Este fenómeno será más pronunciado en zonas costeras del noreste estadounidense y del este canadiense, donde la cobertura solar superará el 80%.

En localidades específicas de MaineNuevo Brunswick y Quebec, el alineamiento permitirá observar un fenómeno óptico conocido como “doble amanecer”, en el que el Sol emerge parcialmente cubierto por la Luna, con la apariencia de dos lóbulos luminosos. Esta configuración se produce por la coincidencia del amanecer con el punto máximo del eclipse.

¿En qué estados de EE.UU. será visible el eclipse solar del 29 de marzo de 2025?

El eclipse parcial será observable en al menos 13 estados de Estados Unidos, con mayor visibilidad hacia el noreste del país. De acuerdo con Time and Date, los siguientes estados registrarán el evento: Maine New, Hampshire, Massachusetts, Vermont, Connecticut, Rhode Island, Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania, Delaware Maryland, Virginia, Washington D.C. 

¿Qué es el “doble amanecer” y dónde podrá observarse?

El fenómeno conocido como “doble amanecer” ocurre cuando el Sol, al salir parcialmente cubierto por la Luna, se presenta visualmente como dos lóbulos de luz separados por la sombra lunar. Este efecto será observable en una franja reducida de la costa noreste de América del Norte, de acuerdo con Live Science.

Las ubicaciones con mejores condiciones para visualizar este efecto, con coberturas entre el 83% y el 87%


domingo, 23 de marzo de 2025

¿Correr daña las rodillas? La ciencia desmonta un mito persistente

 ¿Correr daña las rodillas? La ciencia desmonta un mito persistente



Durante años, la creencia de que correr es perjudicial para las rodillas se ha mantenido con fuerza entre deportistas aficionados y profesionales por igual. El temor a desarrollar dolencias crónicas o una eventual osteoartritis ha llevado a muchos a evitar este ejercicio.


Sin embargo, la evidencia científica reciente revela una realidad muy distinta: correr no solo no daña las articulaciones, sino que puede contribuir activamente a su fortalecimiento, siempre y cuando se practique de forma adecuada.


Salir a correr, ya sea en exteriores o en caminadora, es una de las formas más accesibles y eficaces de mantenerse en forma. Los beneficios físicos son ampliamente conocidos: aumento de la resistencia cardiovascular, fortalecimiento muscular, reducción del riesgo de enfermedades cronicas particularmente las cardíacas— y mejora en la densidad ósea.


A nivel metabólico, correr también favorece la quema de calorías, lo que lo convierte en un aliado importante para el control del peso.


En el plano mental, los beneficios no son menores. Correr ayuda a liberar el estrés acumulado, promueve un mejor descanso nocturno y contribuye a un envejecimiento más funcional.

La actividad física regular también ha demostrado efectos positivos sobre el estado cognitivo, ayudando a preservar la agilidad mental con el paso del tiempo.

Ciencia vs. mito: lo que realmente ocurre en las rodillas



A pesar de su popularidad, correr ha sido durante mucho tiempo objeto de críticas por su supuesto efecto nocivo sobre las rodillas. La existencia de afecciones como la “rodilla del corredor” ha alimentado este mito, aunque estudios recientes desmienten la relación directa entre la práctica de este deporte y el deterioro articular.

Según Northwestern Medicine, correr de forma regular puede tener un impacto positivo en las articulaciones, al punto de protegerlas del desarrollo de osteoartritis en etapas avanzadas de la vida

Esta afirmación se basa en investigaciones que muestran que la actividad fortalece las estructuras alrededor de la articulación, mejorando su estabilidad y funcionalidad.

Por su parte, NBC News destaca que correr estimula la producción de líquido sinovial, una sustancia viscosa que actúa como lubricante natural dentro de las articulaciones.

Además, fortalece la musculatura circundante, lo que contribuye a un mejor soporte y alineación del cuerpo durante el movimiento.

El dolor no debe ignorarse

Aunque la evidencia favorece la práctica de correr, es fundamental reconocer que no todos los cuerpos reaccionan igual. La presencia de dolor durante o después de una sesión de running no debe ser ignorada. 

Especialistas recomiendan prestar atención a las señales del cuerpo para identificar posibles lesiones incipientes o desequilibrios musculares.

La intervención temprana es clave. Abordar el dolor a tiempo no solo evita que se convierta en un problema crónico, sino que también facilita una recuperación más rápida y efectiva.

Claves para proteger las rodillas al correr

Para maximizar los beneficios de correr y minimizar los riesgos de lesión, los expertos sugieren una serie de buenas prácticas:

  • Calentamiento previo: Realizar de 5 a 10 minutos de calentamiento antes de correr ayuda a reducir la tensión muscular y preparar el cuerpo para el esfuerzo.
  • Estiramientos posteriores: Al finalizar, es recomendable estirar los principales grupos musculares implicados —muslos, caderas, pies— para favorecer la recuperación.
  • Uso del calzado adecuado: Elegir unos tenis apropiados puede marcar la diferencia. El calzado correcto proporciona soporte al pie y al tobillo, lo que repercute en una menor carga para las rodillas.
  • Entrenamiento de fuerza: Alternar las sesiones de carrera con ejercicios de fuerza mejora la condición muscular general y contribuye a prevenir desequilibrios que puedan provocar lesiones. Fortalecer el core es especialmente importante.
  • Variedad en el ejercicio cardiovascular: Correr todos los días no es recomendable, especialmente para personas con predisposición a lesiones. Incluir otras actividades como bicicleta, natación o elíptica puede ofrecer un descanso necesario para las articulaciones.
  • Hidratación adecuada: Mantenerse bien hidratado es esencial para el correcto funcionamiento muscular y articular.
  • Respeto por los días de descanso: El cuerpo necesita tiempo para recuperarse. Saltarse los días de descanso puede llevar al sobreesfuerzo y aumentar el riesgo de lesiones.


Lejos de ser el enemigo de las rodillas, correr puede ser uno de sus mayores aliados, siempre y cuando se practique de manera informada y consciente. La ciencia ha dejado claro que los mitos deben ceder ante la evidencia: correr fortalece, no destruye.


Por tanto, quienes deseen incluir esta actividad en su rutina pueden hacerlo con confianza, tomando las precauciones necesarias para proteger su cuerpo a largo plazo.

¿Cómo las células deciden sobrevivir?: un estudio reveló lo que se sabía sobre su competencia

 ¿Cómo las células deciden sobrevivir?: un estudio reveló lo que se sabía sobre su competencia



Las células dentro de un tejido no solo conviven, sino que luchan activamente entre sí. Este proceso, conocido como competencia celular, es crucial para la eliminación de aquellas que están dañadas, envejecidas o son ineficaces, lo que asegura el mantenimiento y lafuncionalidad de los órganos.

Durante mucho tiempo, los expertos pensaban que este mecanismo era regulado únicamente por señales bioquímicas que determinaban qué células sobrevivían y cuáles eran eliminadas. Sin embargo, un reciente estudio reveló que las fuerzas mecánicas que ejercen entre sí juegan un papel determinante, lo que desafía la visión tradicional de la biología celular.

Este hallazgo fue publicado en la revista Nature Materials por un equipo internacional de investigadores. A través de experimentos en muestras ex vivo (fuera del cuerpo) y modelos computacionales, los científicos lograron


demostrar que las células con mayor capacidad paratransmitir fuerzas a sus vecinas tienen una ventaja competitiva y logran imponerse en la dinámica de los tejidos.


La transmisión de fuerzas como regulador de la competencia celular

Los expertos identificaron que la competencia no solo ocurre a nivel bioquímico, sino que está directamente influenciada por la transmisión de fuerzas mecánicas. Tradicionalmente, se pensaba que las células “ganadoras” eliminaban a las “perdedoras” al aplicar compresión y expulsándolas de los tejidos. Sin embargo, este estudio demostró que no es ese proceso lo que define el destino celular, sino que es la aptitud que tienen para transferir eficientemente las tensiones que experimentan.



La clave reside en la adhesión intercelular, mediada por la proteína E-cadherina, la cual es fundamental de las uniones en epitelios. Los científicos notaron que las células con una mayor expresión de este componente lograban distribuir mejor las tensiones mecánicas, lo que evitaba la acumulación de estrés localizado y, por ende, reducía su probabilidad de ser expulsadas. “Gracias a nuestros estudios, pudimos identificar la capacidad de transmisión de fuerza como el principal regulador del resultado de la competencia celular”, explicó Andreas Schoenit, autor principal del análisis.

Además, la investigación reveló que la eliminación celular ocurre principalmente en los límites entre diferentes poblaciones celulares, donde las fluctuaciones de estrés mecánico son más pronunciadas. Los expertos observaron que las células con menor adhesión intercelular y menor disposición para transferir tensiones eran desplazadas con mayor facilidad en estos límites tisulares, caracterizados por una actividad intensa.

Mecanismos físicos de eliminación celular

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que las células eliminadas no necesariamente estaban bajo compresión, como sugerían modelos previos. En cambio, las “perdedoras” experimentaban fuertes tensiones antes de ser expulsadas. Para comprobar esto, los científicos realizaron mediciones directas de las tensiones en los tejidos mediante microscopía de inversión bayesiana del estrés (BISM).

Los resultados mostraron que, en las regiones donde se producía la competencia, las células erradicadas no eran las más comprimidas, sino aquellas que no lograban disipar adecuadamente las fuerzas que recibían. “Nos sorprendió descubrir que las células comprimidas no se eliminaban sistemáticamente”, señaló Benoît Ladoux, líder del equipo en el Max-Planck-Zentrum.

Además, los investigadores desarrollaron modelos computacionales en los que simularon el comportamiento de células con diferentes niveles de adhesión intercelular. Estos confirmaron que las que contaban con menor E-cadherina sufrían un aumento localizado en las fluctuaciones de tensión, lo que conducía a su eliminación. De este modo, el estudio desafía la noción previa de que la competencia se basa en la compresión y sugiere que, en realidad, son las oscilaciones de estrés y la incapacidad de transmitir fuerzas las que determinan qué células sobreviven y cuáles son erradicadas.



Implicaciones en la biología del cáncer y otras patologías

Los descubrimientos de este estudio tienen importantes implicaciones en la comprensión de diversas enfermedades, especialmente en el cáncer. En el cáncer de mama metaplásico, los tumores pueden estar compuestos por distintos tipos de células con diferentes niveles de adhesión intercelular.

En las muestras analizadas, se observó que las células epiteliales con presencia de E-cadherina, que conservan una fuerte cohesión entre ellas, se expandían dentro del tejido, mientras que las mesenquimales que no contaban con este componente y, por ende, tenían menor adhesión, eran progresivamente desplazadas. Esto sugiere que, dentro del tumor, la competencia no se basa únicamente en la proliferación, sino también en la aptitud de cada subpoblación para resistir la eliminación mecánica.

Según los expertos, las diferencias en la adhesión intercelular pueden influir en la dinámica de las poblaciones celulares dentro del tumor, lo que podría ser relevante para comprender cómo ciertos tipos de células llegan a dominar en determinados contextos tumorales.

Más allá del cáncer, la competencia celular mecánica podría estar implicada en otros procesos biológicos. “Dado que la competencia celular es un mecanismo fundamental para mantener la salud tisular, este descubrimiento podría tener implicaciones en muchos procesos biológicos vitales, incluida la morfogénesis, la inflamación aguda e incluso el cáncer”, concluyó Schoenit.

Esta investigación redefine el concepto de competencia celular al demostrar que la capacidad de transmisión de fuerzas es clave en la regulación del tejido. Esta nueva perspectiva podría guiar futuros análisis sobre la progresión tumoral y otros procesos fisiológicos que dependen de la mecánica de las células.