El 19 de julio, en Feltre, cerca de
Venecia, se celebró una importante conferencia entre dos de los líderes del
Eje, Hitler y Mussolini. El primero llegaba con intención de reforzar la
alianza con Italia mostrando su apoyo moral al Duce; el segundo con la
intención de convencer a su homólogo de firmar una paz por separado con la URSS,
deseo que por cierto llevaban manifestando tanto italianos como japoneses desde
hacía ya mucho tiempo.
La entrevista entre los dos mandatarios fue
casi un monólogo del Führer en el que habló de los nuevos modelos de armas
secretas y de submarinos, y de cómo se podría arrasar Londres en cuestión de una semana. Hitler no quiso hacer alusión
alguna al problema del mando de las operaciones sobre suelo italiano pese a que
el alto mando de la Wehrmacht quería dejar este tema solucionado para poder
tomar las riendas de éstas sin las injerencias de sus aliados italianos.
En una de las pocas oportunidades de
intervenir que tuvo el Mussolini, solicitó más refuerzos para la futura defensa
de la Península. No obstante, permaneció alicaído durante casi toda la reunión,
tal vez por los problemas de salud que acarreaba y más aún cuando durante la
misma, llegaron noticias del bombardeo aliado sobre el Littorio de Roma y sobre
un nudo de comunicaciones ferroviario muy importante que había provocado bajas
civiles en un barrio obrero cercano.
Al final de la conferencia, no se había
tomado ninguna decisión de envergadura y la propuesta de una paz separada con
la URSS, como no podría ser de otra forma, no había obtenido una respuesta
positiva por parte de Hitler. Respecto a ese tema, Stalin, en su discurso del
1º de Mayo, había hecho referencia a una posible paz con Alemania. Sin embargo,
es muy difícil evaluar si realmente se valoraba algo así o era un modo de
presión sobre sus aliados.
Debemos recordar que en diciembre de 1942
sí había habido un primer contacto en Estocolmo entre Peter Kleist (jefe de sección en el ministerio del Este) y
Edgar Clauss (mandatario de la Embajada Soviética dirigida por la Sra.
Kollontay) que pone sobre la mesa una paz basada en las fronteras de 1939. En
junio de 1943 se produjo un nuevo contacto entre ambos, nuevamente en la capital
sueca, bajo el argumento de protestar por la lentitud aliada en abrir un
segundo frente, y la amenaza para los intereses soviéticos de la posibilidad de
un nuevo escenario de conflicto entre los aliados occidentales y los alemanes
en los Balcanes, posibilidad que como se ha visto, solo se barajaba a modo de
engaño para los alemanes.
A finales de septiembre de ese año se
dan por terminadas las negociaciones. Obviamente, el desembarco en Sicilia, y
luego en la península italiana, así como el resultado final de la Operación
Ciudadela, dejaba pocas bazas para la negociación por parte de Alemania.
También hubo algún contacto en el
sentido contrario, es decir, con los norteamericanos. En este caso, entre el
masajista personal de Himmler, un finés de nombre Kersten, y un emisario de
Roosevelt cuyo nombre era Hewitt. Los encuentros tuvieron lugar en octubre de
1943 y en ellos los Estados Unidos pedían la evacuación de los territorios
ocupados, disolver el NSDAP y convocar elecciones, restablecer la frontera en
el Este anterior a la guerra, reducir el número de efectivos del ejército, aceptar
un control de armamentos y enjuiciar a los criminales de guerra. Cuando los
alemanes se plantearon en serio la decisión de negociar, Hewitt había vuelto a
su país y la oportunidad se había desvanecido.
En cualquier caso, no se pueden
considerar de un modo realista estos contactos puesto que podían ser métodos
para informarse de cuánto sabía en general el oponente y, si era posible,
sacarle información. El resultado, no obstante, fue nulo.
Quieres saber más sobre la conferencia de Feltre y otros temas relacionados con estos convulsos meses en el Teatro de Operaciones Italiano? Lo podrás encontrar en el libro "Sicilia 1943. Los aliados asaltan la fortaleza Europa", de Félix Gil. HRM Ediciones 2013. http://www.hrmediciones.com/