Que
un padre cambie de negocio puede resultar, para su hijo, una anécdota sin más
importancia… o transformarse en un drama. En El negocio de papá, de
Alfredo Gómez Cerdá, asistimos a una historia donde ocurre lo segundo, porque
cuando Ricardo decide sumarse al cambio la vida familiar dará un vuelco
terrible. Durante mucho tiempo, él ha sido un humilde carpintero, que ha ganado
lo justo para mantener su casa, pero desde que su cuñado comenzó a incordiarlo
con la idea de que el barrio se estaba modernizando y que lo inteligente era
convertir la carpintería en un local de copas todo ha ido de mal en peor. Y,
ojo, no porque el negocio fracase, sino todo lo contrario: porque se convierte
en un éxito arrollador.
Pronto,
el dinero comenzará a multiplicarse en casa: cambiarán de muebles, de hábitos
de vida, de coche… El problema será que su hijo comprende desde las primeras
semanas que su padre no es feliz. A él le ilusionaba trabajar con sus manos y
ser carpintero. Lo de ahora está bien (el río de billetes inunda la casa), pero
no ha traído la dicha. Algo habrá que hacer al respecto.
Agradable narración, que he leído en voz alta para mi hijo Jorge, en sesiones nocturnas de diez páginas, y que lo ha hecho sonreír más de una vez.