Charif Megarbane
Hay escuchas no tan alejadas de la picadura de un áspid y que no supongan un timo frenopático. Pentagramas melódicos que, cual un melting-pot , guisan soul, funk, elencos sonoros extraídos del mercado o una charla -sazonado con beats , riffs y punteos de guitarras eléctricas- hasta llegar a asimilarse a partituras fílmicas de una cinta quizá ya filmada o que ha de rodarse. Así podría definirse la música de Charif Megarbane, compositor libanés que no reside en Lisboa por casualidad. Porque, quien ha creado ochenta álbumes en apenas diez años, posee un alma pessoano, deudor de múltiples heterónimos, bandas musicales y sus correspondientes biografías ocultas en una ficción cuyo sonido escapa y se anida en el trampantojo de la realidad. Acorde a estos tiempos de mascaradas, Megarbane huye de las apariencias, finta a los idólatras y se concentra en una máxima malinterpretada o comercializada como es la creatividad. Porque lo suy...