"R97, los hombres en tierra", un poema hecho viñetas

Publicado el 18 octubre 2011 por Ruta42 @ruta42

 Portada del tomo.
Muchas personas, y bien lo sabemos los que hacemos divulgación, piensan erróneamente que los tebeos son para niños, una lectura fácil que no tiene mayor poso. Es precisamente esta gente la que debería comprarse “R97, los hombres en tierra”, una historia compuesta de otras muchas.
La sobria portada en poco más que blancos y negros nos indica muy bien lo que nos espera dentro, lo hace a través de un hombre (un marinero) que en la playa contempla a la mar como lo que es, una bella mujer que sale desde sus deseos.
El protagonista se llama Theó, tiene 17 años y el Jeanne d´Arc su primer barco, allí iba a comenzar todo, era el lugar en que sus fantasías y todos los libros que había leído de pequeño se harían realidad y es que “La vida sería más que un sueño y la aventura más que un juego”. Precisamente esta frase bien puede definir a la propia obra en la que se unirán ambas cosas, los sueños en vida y la aventura a la jugamos tener cada día que pasa.
Durante las páginas y las viñetas seremos testigos de un niño, no llega ni a los veinte, que terminará por convertirse en hombre y no tanto por el tiempo pasado, más por las experiencias vividas, lo que ha tenido que dejar atrás y los compañeros que le han acompañado en este viaje.
Por supuesto estará su primer amor, y también el segundo, quizá el que sea para siempre pero en el corazón de un marino solo cabe una amante y esa es la mar. Esto mismo le dijo Gilles, o Elvis para sus amigos, a esa dama rica y hermosa que le buscó en más de un puerto, que “Un marino no necesita más amante que la mar”.
Página interior.
El dibujo y el color acompañan, te poseen y te hacen sumergirte de lleno en el barco que son las tapas duras que dan cabida a las viñetas por las que pasean las olas. A veces hay más luz, otras menos y es de noche, en ocasiones todo se tiñe del rojo de la pasión o del amarillo del desierto. Las calles se muestran hasta el más mínimo detalle para desaparecer cuando ya no hacen falta, no existen las habitaciones en los recuerdos y lo que hay son las personas que las ocuparon. Quizá es que todo lo que vemos son solo las ideas del protagonista, siempre narrador de todo, podemos suponer que de las cartas que a su madre manda y que al menos una sabemos con certeza que llega a escribir.No diré que todo es perfecto, no es así, y más de una vez nos encontramos con lugares comunes, con situaciones que conocemos de sobra e incluso (en alguna ocasión) nos podemos adelantar a las letras que vamos a leer, pero no por ello pierde valor y deja de ser recomendable leer esta joya, este poema que habría hecho las delicias de Espronceda y que nos invita a cerrar los ojos y soñar.
“Había escogido al más feo, pero al más guapo, eso compensa. Nadie abrió la boca y ningún marino en toda la puta fragata se atrevería a decirte que derramó una lágrima. El frío lo arregló todo”.