Rabietas: entenderlas para afrontarlas

Por Babytribu @babytribu

Que ganas teníamos de publicar este post, una acercamiento a las rabietas enfocadas desde la comprensión de su origen y proceso. Para muchos padres no es fácil llevar días y días de rabietas sin perder los nervios…. Por ello decidí preguntar a una experta, la psicóloga Lucía Pastrana y también profe de nuestro Curso Online Rabietas: cómo entenderlas y cómo afrontarlas y esto fue lo que nos respondió…

Rabietas: entenderlas para afrontarlas por Lucía Pastrana (www.facebook.com/Lucia.Pastrana.Psicologa)

Las rabietas son uno de esos temas estrella que preocupa a la mayoría de los padres.
Éstas comienzan a darse con más intensidad en torno a los dos años, momento en el que el niño comienza a distinguir que es una persona diferente de los demás, con sus gustos y deseos particulares. Para afianzar ese descubrimiento necesita, como si pasara por una mini adolescencia, llevar la contraria a sus padres (la famosa edad del no) y hacernos saber con fuerza lo que quiere y lo que no.

Por otra parte, los niños a esa edad todavía no manejan con soltura el lenguaje, no distinguen con claridad sus emociones ni son capaces de manejarlas. Es decir, la pataleta será su manera de expresarnos su enfado, su tristeza, su impotencia, su cansancio, el aburrimiento, el hambre, el sueño…

Con frecuencia se enfoca la situación centrándonos únicamente en el comportamiento del pequeño sin valorar todas las variables que pueden estar influyendo. Existen unas pautas que nos ayudan a enfrentar estas situaciones pero no serán de utilidad si no nos paramos a ver qué es exactamente lo que le pasa a nuestro pequeño. La solución tiene que dar respuesta a aquello que en el fondo lo provoca y no a la conducta que muestra el niño.

Os pongo un ejemplo: Pablo de 3 años se encuentra con su madre a la salida del cole. Hace muchas, muchas horas que no la ve. La ha echado infinito de menos. Hoy su profe no ha venido y aunque la persona que la ha sustituido era genial, ha extrañado a su profe de siempre. En el comedor le ha tocado comer uno de los platos que menos le gustan y como tardaba mucho le han castigado un ratito. Su mejor amigo se ha enfadado con él y no le ha dejado su pelota. Ahora lo único que quiere es que mamá le preste toda su atención y le de todos los mimos del mundo y más. Pero mamá tiene muchas cosas que hacer. Pasan un ratito por el parque pero se van pronto. Toca ir al supermercado. Allí no le dejan tocar nada. Hay millones de cosas divertidas pero tiene que estarse quieto. Llegan a la fila de cajas y ve unos caramelos. Se entusiasma con ellos y mamá se los compra pero no le deja comerlos en ese momento. No puede más…, estalla en gritos, lloros y suplicas.

A los niños, como a los adultos, también les pasan cosas que predisponen y favorecen los estallidos. Si no nos ponemos en su lugar, nos quedaremos con lo más aparente que es que el niño está insoportable. Pablo no tuvo buen día, echó de menos a su mamá y a su profe. Quería jugar con mamá y al final, simplemente estaba cansado.

Las rabietas son evolutivas pero no desaparecen sin más con el paso del tiempo. El reto que tenemos como padres o educadores es aprovechar esos momentos para ayudarles a identificar sus sentimientos y mantener la calma para tranquilizarles. Es de esta manera como aprenderán a gestionar sus emociones y a expresar sus deseos de un modo más adecuado.

Imagen de portada www.parentdish.co.uk