Las rabietas, según MedlinePlus, son comportamientos alterados e indeseables, o arrebatos emocionales exhibidos en respuesta a deseos o necesidades insatisfechas. También se pueden referir a la incapacidad para controlar las emociones debido a la frustración o a la dificultad para expresar una necesidad o deseo particular.
Generalmente las rabietas se originan a consecuencia de la frustración originada por nuestros propios actos, por limitaciones propias del bebe,... En nuestro caso, lo normal es que Alex explote cuando va en el cochecito y no quiere, porque prefiere los brazos de mama, y mamá estaría encantada de llevarla, pero ya pesa mucho para pasarse horas en brazos.
Otra de las situaciones que suelen generar conflicto es a la hora de preparar la comida/cena. Alex quiere que este por ella y yo tengo que preparar la comida y no puedo estar por ella, así que tenemos asegurado el berrinche.
Y por último, otro de los grandes clásicos que desencadena una rabieta: La hora de marcharse del parque/piscina/ludoteca. Cuando hay que marcharse de algún lugar y ella no quiere se lia la de Dios es Cristo...Pero con 21 meses que tiene es difícil intentar razonar y hablar con ella o explicarle la situación...
Por ahora procuramos no hacerle mucho caso, pero llega un punto en que no podemos más... Al PapadeAlex y a mi nos está costando un poco manejar las rabietas, así que se aceptan sugerencias, porque mirando por Internet hay de todo y para todos los gustos...
Os dejo una explicación sacada de la web Babycenter que me parece muy interesante acerca de las rabietas.
La frustración: una señal de crecimiento
Tu hijo está desarrollando rápidamente el sentido de ser una persona independiente con derechos personales, preferencias y estrategias. Ya no se ve a sí mismo como parte de ti, de manera que ya no acepta con tanta facilidad el control sobre toda su vida: quiere reafirmarse y es adecuado que lo haga. Su "testarudez" es un signo de que está creciendo y de que se siente lo suficientemente seguro como para intentar manejar las cosas por sí mismo.Pero a esta edad, es difícil manejar la vida. Un niño pequeño no entiende las cosas muy bien todavía; a menudo quiere hacer cosas que los adultos no pueden permitir, y además es muy chiquito y físicamente incompetente. Sus esfuerzos de independencia inevitablemente le llevan a la frustración. Aunque algo de frustración es inevitable, demasiada puede dañar la autoestima del niño y hacer que pierda tiempo y energía que estarían mejor invertidos en aprender.
Frustración causada por los adultos
Los adultos pueden fácilmente frustrar el nuevo sentido de independencia de un niño, su sentimiento de ser una persona independiente y su sentido de la dignidad.Tan pronto como un niño siente que le están apresurando o forzando, se para en seco. Cualquier asunto puede desencadenar un enfrentamiento. Puede ser su orinal, su ropa, su comida o la hora de ir a la cama. Si siente que estás forzándolo, se resistirá. Pero si siente que se le dan ciertas opciones de control sobre su propia vida usará el orinal (quizás), comerá la comida (probablemente), permanecerá en la cama (generalmente), vendrá cuando se le llama, se irá cuando se le diga y estará encantado.
Por mucho que respetes los sentimientos de tu hijo, habrá innumerables ocasiones en las que tendrás que evitar que haga cosas que no quieres o bien obligarle a hacer cosas que él por sí mismo no escogería. Cuanto más cómodamente pueda sobrellevar las obligaciones, más aprenderá de ellas, de manera que cultiva en ti misma no sólo las virtudes obvias como el tacto, el humor y la paciencia, sino también las artes de actriz cuando sea necesario. ¿Tienes prisa por llegar a casa? Mete a tu hijo en la carreola o cochecito con impaciencia, a pesar de que él desea caminar, y seguramente tendrá una rabieta. Sin embargo, si actúas como si tuvieras todo el tiempo del mundo y pretendes ser un caballito que lo lleva tirando de un carro, llegarás a casa en seguida, como querías.
Frustración causada por otros niños
Los niños pequeños, incluso los bebés, a menudo están muy interesados en otros niños de su propia edad. Si tienen la oportunidad, muchos harán verdaderas y duraderas amistades. Pero incluso los mejores amiguitos a esa edad a menudo se frustran mutuamente o hieren los sentimientos el uno del otro, porque los niños todavía no saben ponerse en el lugar del otro para entender sus emociones. Si los dos quieren el mismo juguete, es posible que el que sea más dominante lo consiga, el otro llorará y los adultos se sentirán vagamente molestos con los dos. Si uno quiere dar un abrazo y el otro no quiere ser abrazado, ambos pueden sentirse heridos.Las habilidades sociales se desarrollan con la práctica. Mientras tanto, no esperes que los dos amiguitos manejen las situaciones por sí mismos. Necesitan que los adultos mantengan la paz y que les expliquen las cosas a cada uno. No se aprende nada útil jalándose del pelo o mordiéndose.
Frustración causada por objetos
Los objetos que tu hijo quiere usar a menudo no se comportan como él quiere, porque todavía no es muy fuerte y porque su coordinación motora fina todavía no es precisa todo el tiempo. Las batallas con los objetos o con juguetes frustrantes a menudo son educativas. Tu hijo está averiguando qué tipo de cosas un objeto o juguete hará y cuáles no hará y esto es información esencial para él. Puede sentirse frustrado porque no puede forzar los bloques rectangulares en los agujeros redondos de un juego de piezas. Pero el hecho de que los bloques cuadrados no pasen por los agujeros redondos es algo que debe aprender, no tiene sentido ocultarle estos hechos.Un poco de frustración de este tipo hará que tu hijo siga indagando y aprendiendo. Pero mucha frustración causa el efecto contrario. Si se enfrenta a menudo con tareas imposibles, y por lo tanto se encuentra a menudo con un fracaso total, abandonará. Prepárate para intervenir y ayudarle cuando (y sólo cuando) veas que tu hijo se está frustrando más y más y por lo tanto es cada vez menos eficaz. Incluso en ese momento, intenta ver cuál es el problema y ofrécele la mínima ayuda para permitirle tener éxito; si lo haces todo por él no le ayudarás.