No es fácil hoy hacerse con rabo de toro, antiguamente en mi ciudad se vendían en época de corridas, aunque no llegaba la demanda a quedar cubierta para aquellos que la apreciaban y sabían darle uso.
Generalmente, y a nivel de la calle, se vende el de ternera en su lugar, pero hay quien defiende en su puesto (experiencia propia) que ¡es rabo de toro! (a ultranza), cuando lo que te muestran y ves no responde a lo que te quieren vender. En fin, son los comunes desacuerdos de la compra a los que nos enfrentamos los consumidores a menudo, siendo mejor no discutir demasiado, coges tu rabo de ternera ¡y santas pascuas!
En el plato notaréis que es una carne “más noble” que la de toro, aunque los entendidos dirán, menos sabrosa. Hoy os cocino el de ternera, el asequible, que no siempre lo hago igual, me pongo con él y como vaya saliendo ese día.
- Rabo de ternera troceado y limpio 800 g.- Cebollas 3.- Zanahorias 2 grandecitas.- Ajos 2 dientes.- Tomate 1 mediano.- Vino de Montilla 330 ml.- Agua, o mejor caldo de carne 250 ml.- Aceite de oliva.- Pimienta negra molida.- Sal. - Perejil para decorar.
Elaboración:
Retira todo lo que sobre de grasa de la carne, lava y seca con papel de cocina. Salpimenta y dora en la exprés sobre un fondo de aceite. Aparte rehoga las cebollas hasta dorarlas, sin quemar. Vuelca sobre el rabo y añade los ajos sin pelar, el tomate, las zanahorias peladas y troceadas grandes.
Incorpora el vino y el caldo. Tapa la olla y cuece durante una hora a fuego medio-bajo.
Tritura el tomate, los ajos sin las pieles y parte de las zanahorias. Incorpora al guiso y mezcla.
Sirve caliente con una ramita de perejil.