El gobierno alemán era sumamente burocrático y prácticamente todo era controlado mediante leyes, disposiciones y normas. Y en lo relativo a la alimentación se llegó a establecer las cuotas alimenticias para los perros para evitar que sus dueños tuviesen que renunciar a una parte de su propio racionamiento para alimentar a sus animales. Su control se establecía mediante bonos o cartillas de racionamiento que asignaban 6 kilogramos de comida para perros.
Los dueños de los perros debían presentarse ante la oficina de control animal para registrar a su animal y así recoger la tarjeta de racionamiento en la que constaba el nombre del dueño y su dirección. Mediante perforaciones se dividía en cupones mensuales que eran retirados en los centros de racionamiento para conseguir la comida para perros.
Este sistema de racionamiento pronto entró en la rueda de la especulación del mercado negro. Había ciudadanos que declaraban animales que no tenían y vendían los cupones o las raciones. Lo mismo hacían los que habían perdido a sus mascotas que incluso seguían obteniendo las raciones de sus para su propio consumo. En muchos otros casos simplemente los falsificaban, casi siempre con la colaboración de cargos importantes de la administración nazi que se enriquecieron con este mercado negro. Finalmente las tarjetas de racionamiento llegaron a carecer de valor debido a la dramática escasez de alimentos.
Fuente:
Perros
Noticias Yahoo
La Segunda Guerra Mundial. Ed Codex.
PrensAnimalista
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