Racismo, clasismo, discriminación… y su impacto en el escenario empresarial

Publicado el 06 agosto 2020 por Cristianmonroy

En algunas sociedades a nivel mundial, palabras como racismo, clasismo o discriminación siguen siendo temas tabú.

Las personas saben que sucede, qué es un tema latente pero hacer como si no existiera es para algunos la mejor opción.

La mejor manera de obtener una perspectiva real de la magnitud del problema es a través de datos, hechos y estadísticas.

Entendiendo la magnitud del problema

Nota: Los datos mostrados provienen de estudios realizados en diversas partes del mundo, con el fin de mantener la objetividad, justo antes de los resultados de cada uno mencionaré el país donde fue realizado.

Una de cada tres personas de tez blanca pertenece al 25% del sector más rico del país, además es 43% más probable conseguir un empleo de prestigio y bien remunerado si se nace con piel clara. Lo anterior según un estudio de Oxfam México.

Aunque los factores de discriminación van más allá del color de piel; la edad, el tener alguna discapacidad, el género, la situación económica, los rasgos distintivos, las preferencias sexuales y la religión también inciden para agravar el problema, por mencionar algunos.

Quién discrimina parece vivir en un mundo alterno en donde se siente con el derecho de limitar o impedir que personas que no son como ellas sigan escalando ciertas posiciones económicas o laborales.

La discriminación es inherente a los prejuicios, la estigmatización de ciertas personas o grupos de personas debido a ciertas características preconcebidas.

En Europa las cosas no son muy distintas, el 72% de las personas LGBTI+ oculta su identidad en el ambiente laboral, acción en ocasiones fomentada por la misma empresa que contrata.

Francesca, una blogger radicada en Indonesia, llevó a cabo un experimento en el que descubrió que las mujeres que lucen más atractivas, son percibidas como más competentes, influyentes, dignas de confianza, auténticas y divertidas.

Una comprobación del efecto halo, el cuál afirma que la evaluación que haces sobre ciertas personas se basa en las características específicas que logras percibir. De esta manera una persona atractiva te podría parecer que es más inteligente, aún sin conocerla a profundidad.

Bueno, es un problema de las empresa establecidas pero ¿qué tal en el emprendimiento? ¿la situación podría ser diferente? Pues… no necesariamente…

El clasismo en el emprendimiento

Hay ideas buenas y malas, el escenario empresarial seguramente tiene mecanismos que filtren más por ideas y menos por personas ¿o no?

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación realizada por INEGI, México, el 23.3% de la población de 18 años o más no pudo acceder a un crédito o préstamo por razones injustificadas, un 24.3% señaló que hubo comentarios sobre su apariencia y a un 11.3% se les dio una negativa expresa por el hecho de ser mujeres.

Ideas de negocio negocio que se crean en estratos sociales bajos puede ser buenas, la mayoría de ellas podrían no prosperar debido a la falta de recursos, oportunidades y conexiones.

Según un informe de Rate My Investor, Estados Unidos, conseguir o no un financiamiento depende de tu raza, género y edad. Los emprendedores que logran conseguirlo:

  1. Blancos (77.1%).
  2. Asiáticos (17.7%).
  3. Medio Oriente (2.4%).
  4. Latino (1.8%).
  5. Afroamericano (1%).

Alberto Lujambio, mexicano caso de éxito en Silicon Valley, transmite desde su experiencia:

Si analizamos quiénes son los que se llevan más rondas de financiamiento, son aquellos del status quo: blancos, egresados de la misma escuela y con un estilo similar. Es como un club, en el que si no encajas no tendrás las mismas oportunidades de crecer tu negocio.

En España, un país donde la comunidad Afro proporciona empleos, se sigue trabajando para erradicar la discriminación y el machismo de su vida empresarial.

En el mismo país un trabajo destacado en cuestión de equidad de género en dónde, según el informe Global Entrepreneurhip Monitor por cada 10 hombres que emprenden ya hay 9 mujeres que lo hacen.

La estadística coloca a España en el puesto número 16 con el mejor entorno para emprender.

¿Existe una solución?

Una de las claves parece estar en la educación.

Valerse del principio de igualdad, las personas somos iguales y como tal deberíamos tener acceso a las mismas oportunidades.

No se trata de regalar oportunidades sino de dar acceso igualitario a estas.

Sobre todo no negarlas, limitarlas u ocultarlas a quiénes piensan, actúan, son, o se ven distintos a nosotros.

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